Editorial de Gestión. Lograr la confianza de los inversionistas requiere de acciones claras y concretas. (Foto: Anthony Niño de Guzmán/GEC)
Editorial de Gestión. Lograr la confianza de los inversionistas requiere de acciones claras y concretas. (Foto: Anthony Niño de Guzmán/GEC)

ASAMBLEA CONSTITUYENTE. A pesar de los cambios al interior del gabinete, la falta de coordinación y cohesión entre sus miembros y el mandatario se mantienen y conscientemente o no se termina afectando el intento por lograr la recuperación económica y de empleo que tanto exige la población y requiere el país.

De manera reiterada desde estas líneas se ha dicho que la mayor causa de incertidumbre es la posibilidad de una Asamblea Constituyente, sobre todo porque la vicepresidenta, Dina Boluarte, ha sido clara en sostener que el capítulo económico es el centro de sus propuestas de cambios constitucionales, mientras que el líder de Perú Libre, Vladimir Cerrón, sostiene que el programa de Perú Libre se consolida en tres grandes objetivos, uno de los cuales es la Asamblea Constituyente.

No se trata de que la Constitución no pueda modificarse, pero los inversionistas, sobre todo los que apuestan por grandes proyectos de largo plazo, requieren seguridad jurídica y la intención de establecer cambios en el corto plazo sin mayor explicación no genera tranquilidad, por más que el presidente Pedro Castillo insista en que su gobierno se ha propuesto generar en el país un cambio social con estabilidad, y que para reducir las brechas sociales, que es su meta, necesita principalmente del sector privado.

Al igual que el presidente, la titular de la PCM, Mirtha Vásquez, parece haberlo entendido y por ello hace unos días trató de dar tranquilidad al señalar que la Asamblea Constituyente (AC) no es una prioridad para el Gobierno. Sin embargo, esta decisión del mandatario y la premier parece no ser compartida por todo su equipo, pues contrariamente a ellos, la ministra de Trabajo dice estar convencida de que esta AC es necesaria y saluda la recolección de firmas para tal fin.

Ningún inversionista va a venir, a pesar de las puertas abiertas de las que se habla, si las principales reglas de juego están en duda. No habrá claridad si el Gobierno continúa con sus marchas y contramarchas frente a la Asamblea Constituyente o si mantiene diferentes discursos dependiendo de su auditorio, salvo que quiera mantener el discurso radical para hacerle un guiño a Perú Libre.

Más que mensajes en foros internacionales o a través de la televisión, lograr la confianza de los inversionistas requiere de acciones claras y concretas, y por el momento el Gobierno no parece enfocado en ello.

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