Editorial de Gestión. El factor político será determinante para que ese renaciente optimismo se traduzca en inversión. (Foto: GEC)
Editorial de Gestión. El factor político será determinante para que ese renaciente optimismo se traduzca en inversión. (Foto: GEC)

EXPECTATIVAS. Uno de los efectos más perniciosos del covid-19 sobre la economía peruana será la contracción de la inversión. Para este año, el Banco Central de Reserva (BCR) espera que la inversión privada disminuya 30%, respecto al año pasado, debido a la caída de las expectativas. Según acota la entidad en su último Reporte de Inflación, lo peor ya habría pasado, pues la caída fue, “principalmente, en el segundo trimestre” por la cuarentena decretada por el Gobierno, y que la principal afectada fue la construcción. La importación de bienes de capital también sufrió un fuerte impacto.

Con respecto a la inversión pública, el BCR proyecta una contracción menor (8.5%), pues espera una “importante recuperación” en este segundo semestre, aunque no compensará la interrupción causada por la cuarentena. Para el 2021, la situación cambiará: la inversión pública crecerá 9% y la privada, 20%, si bien no alcanzaría los niveles del 2019. El cálculo para el 2021 incluye el efecto del contexto de las elecciones generales –que el presidente Vizcarra acaba de convocar para el 11 de abril–, que “podría incrementar la incertidumbre sobre la economía en la primera parte del año”.

El informe de julio de LatinFocus también indica el potencial de que se intensifique la incertidumbre política durante el periodo electoral. Para la inversión fija, el reporte proyecta un desplome de 23.6% este año y un rebote de 12.6% el próximo, y destaca que las expectativas de los empresarios a tres meses fueron menos pesimistas en junio, comparadas con las de mayo, mientras que para el próximo año se tornaron levemente optimistas.

En suma, la confianza del sector privado empieza a revivir, aunque lentamente. El factor político será determinante para que ese optimismo se traduzca en inversión. La campaña electoral ya comenzó en el Congreso, cuyos arrebatos populistas generan incertidumbre para que el Perú sea un destino seguro para las inversiones. Si el nuevo Gabinete logra contener esos ímpetus, tendría más opciones de reanimar la inversión privada, mientras dinamiza la pública –que ya arrastraba los pies antes de la pandemia–.

Hay proyectos mineros en espera, tanto nuevos como ampliaciones, así como de construcción residencial y comercial. Los cambios de tendencias globales que la pandemia generará en sectores como retail y hotelería también alcanzarían a la inversión en el país. Y dado que ProInversión se halla en otra de sus reestructuraciones, el papel de la promoción de inversiones tendrá que recaer en el Gabinete.