EDUCACIÓN. El avance de la pandemia de covid – 19 generó que el 11 de marzo el Gobierno decidiera suspender las clases escolares para aquellos colegios particulares que ya habían iniciado y postergar el inicio en el caso de los colegios públicos. A pocos días de cumplirse casi dos meses de aquella fecha, la realidad ha llevado a que se haga uso de una figura muy poco utilizada en el país: la educación a distancia para el nivel básico (inicial, primaria y secundaria).

La falta de experiencia, la ausencia de regulación y la incertidumbre sobre el tiempo que deberá ser aplicado han sido los principales obstáculos que este tipo de enseñanza ha encontrado en el camino. A ellos se ha sumado la realidad de un país que no está interconectado, con una alta desigualdad en el acceso y uso de herramientas tecnológicas y con empresas de telecomunicaciones que no se dan abasto para cubrir los nuevos requerimientos—las redes son cada vez más inestables—.

Si bien hace un par de semanas, el presidente señaló que la educación presencial no se retomaría este año, ayer el ministro no descartó la posibilidad de reiniciarla, aunque sea en algunas localidades, previo cumplimiento de todos los protocolos sanitarios necesarios. Estas idas y venidas poco ayudan a una adecuada planificación y distraen los esfuerzos que hoy deben concentrarse en mejorar el acceso al programa “Aprendo en casa” para los colegios del Estado y para fijar los estándares que deben cumplir los colegios particulares, además de iniciar la supervisión tanto de las formalidades como de la calidad de la enseñanza.

Además, solo la certeza de clases virtuales todo el año justifica el largo proceso que significará la compra de tabletas anunciada por el Ejecutivo. El ministro adelantó que están coordinando con la Contraloría para que en esta adquisición se dé el control concurrente, pero además será necesario que se publiciten todas las características técnicas que deberán contener estos equipos, teniendo en cuenta el sistema operativo a utilizar y la empresa que se encargará de proveer el servicio de Internet para los usuarios —por mencionar solo algunas—. Lo peor que podría suceder es que se compren las tabletas sin tener en cuenta dónde y cómo serán utilizadas.

Otro tema álgido para el Ministerio de Educación será encontrar el fiel de la balanza que le permita atender los reclamos de los padres de familia de colegios privados respecto al pago de pensiones, sin ir en contra de la libertad que tiene cada institución para fijar sus precios.

Teniendo tantos frentes de batalla, lo adecuado es elegir las peleas y no querer abarcar todos los puntos en un solo año. Declarar oficialmente que este año no se regresará a las aulas presencialmente ayudaría a centrar los esfuerzos.