SECTOR INTERIOR. El jueves 27 el Consejo de Ministros aprobó declarar en estado de emergencia Lima Metropolitana y Callao por 45 días con la finalidad de combatir el incremento de asaltos, robos y asesinatos por encargo. Sin embargo, más allá de lo que sucede en las calles, la verdadera emergencia la vive el sector Interior y, claro, el presidente de la República.
Así, el viernes 28, con una evidente timidez y demora, el ministro del Interior, Avelino Guillén, presentó su carta de renuncia irrevocable debido a la falta de apoyo del mandatario a su labor. “He esperado durante dos semanas la respuesta del presidente (para pasar al retiro al general de la PNP Javier Gallardo) y su silencio me muestra que está asumiendo una posición en respaldo al comandante general”, ha sido la fundamentación de Guillén para su renuncia.
El desenlace era de esperar. Las discrepancias entre el ministro del Interior y el jefe de la Policía no son nuevas, vienen desde hace varias semanas debido que Guillén no estaba de acuerdo con la lista de pases al retiro y a la asignación de cargos entre los altos mandos policiales elaborada por Gallardo, al considerar que se estaba dejando fuera a “cuadros de impecable trayectoria”.
Sin embargo, a pesar de que estas discrepancias y las razones de las mismas están en la mira desde el año pasado, el presidente Pedro Castillo, en una actitud por demás conocida, optó por el silencio sin tomar la decisión que le corresponde como jefe de las Fuerzas Armadas y Policiales. “Hay silencios que expresan posiciones”, ha dicho el exministro Guillén. La actitud de dejar hacer, dejar pasar, evidencia no un tema de indecisión, sino una clara muestra de falta de convicción en el mandatario.
Más allá de las palabras, es claro que Castillo no cree en la lucha contra la corrupción y no busca acabar con la delincuencia. No se trata de estar preparado para el cargo o no, pues si tuviera la convicción dejaría trabajar a aquellos que saben hacerlo. La crisis generada en el sector Interior pondrá un freno en las investigaciones que lleva adelante la Policía, y varias de ellas son casos vitales en la lucha contra la corrupción.
El exministro Guillén ha demostrado falta de expertise para hacerle frente a un mandatario que debió darle su respaldo desde un primer momento, y sus comentarios demuestran que nunca conoció o quiso conocer a Pedro Castillo. Lamentablemente, esta miopía también alcanza a otros líderes de izquierda, que recién parecen ver la falta de rumbo del Gobierno.