Editorial de Gestión. Reactivar la economía no puede estar desligada de ninguna manera del control de la pandemia.
Editorial de Gestión. Reactivar la economía no puede estar desligada de ninguna manera del control de la pandemia.

SOLUCIONES PENDIENTES. A pesar de las sucesivas ampliaciones, desde fines de mayo el Gobierno parece decidido a poner fin a la cuarentena y a tomarse en serio el reinicio de las actividades económicas. Esta determinación es importante siempre y cuando la estrategia para enfrentar la crisis sanitaria brinde resultados, y esto es justamente lo que puede ser el talón de Aquiles de la reapertura de la economía, pues hasta el momento no hay indicios claros de que se haya contenido el coronavirus.

Si bien es cierto que estadísticamente se evidencia una reducción de los casos, la desconfianza respecto a las cifras oficiales que brinda diariamente el Minsa es cada vez mayor. Los ministros brindan informaciones contradictorias tanto del avance en la lucha contra la pandemia como de las medidas que se deben adoptar, y el presidente Vizcarra también se ha contagiado del mismo mal.

Es indudable que se requiere reiniciar la economía. La crisis originada por la pandemia y la incapacidad de la administración Vizcarra para contenerla obligan a ello. Pero si no se tiene un plan para asegurar la salud de la ciudadanía y solo se apela a que “la población se cuide a sí misma”, será ir por un camino de mucho riesgo. En los momentos de mayor cumplimiento de la cuarentena, hubo un porcentaje que no se cuidó adecuadamente. Hoy, dada la premura que tienen las familias vulnerables y las que han perdido sus ingresos, exigir ese cuidado puede ser más difícil.

La experiencia extranjera tampoco ayuda. Varios países que levantaron sus cuarentenas han visto rebrotar el contagio del virus. Los protocolos de las diversas empresas de atención al público pueden ser muy buenos y funcionar, pero si no están acompañados de cuidados en el transporte, de poco servirán. La posibilidad de un rebrote será como una espada de Damocles en la ruta de la reactivación económica, y el tan ansiado rebote para que la economía crezca el próximo año al 11 .5%, como proyecta el BCR, puede resultar inalcanzable.

Por la forma en que el Ejecutivo ha diseñado el reinicio de actividades parece más confiado en conseguir una vacuna que en la contención de la pandemia, y si bien hay investigaciones avanzadas y anuncios alentadores, todavía no se percibe, más allá de algunas palabras, el interés del Gobierno siquiera en formar una comisión para acceder a las vacunas, tal como dijimos la semana pasada. Es un buen momento para que el sector privado tome la iniciativa y promueva una comisión transparente que supere los errores del pasado y las consabidas sospechas sobre quienes integran dichos grupos.

Desde esta columna siempre se ha señalado que es ineludible reactivar la economía, pero esta no puede estar desligada de ninguna manera del control de la pandemia. Hacer lo contrario puede resultar un error fatal.

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