COLAPSO. Primero fue en Chiclayo y luego, en Iquitos. Ya está pasando en Pucallpa y posiblemente ocurra en Piura y Tumbes. El impacto del covid-19 en el interior del país es tanto o más fuerte que en Lima. Lo muestran los datos oficiales de contagios y fallecidos -no incluyen las muertes con sospecha de contagio-, así como las imágenes en la prensa y en redes sociales de hospitales rebasados y falta de equipos UCI, de personal de salud, de materiales de bioseguridad y hasta de oxígeno. El ministro de Salud, Víctor Zamora, dice que la pandemia en el Perú “no es una ola sino varias olas de una tormenta tropical”.

En el Ejecutivo son cautos en atribuir responsabilidades, pero hay que recordar que desde un principio se advirtió que si no se cumplían las medidas de cuarentena y distanciamiento social, habría más contagios y el sistema de salud colapsaría. Es claro que miles de personas no tenían más remedio que salir a ganarse el sustento -sobre todo quienes no recibieron ningún bono-, pero también habría que añadir un porcentaje de irresponsables que no toman en serio el riesgo. Y su presencia no es exclusiva de “provincias” o de los conos de Lima, puesto que también destacan en los llamados distritos “modernos”.

La declaratoria de emergencia precisaba que los gobiernos regionales y locales tenían que contribuir, en el marco de sus competencias, al cumplimiento de las medidas establecidas. Con más notoriedad en el norte y el oriente, esas instancias no lo han hecho. Y esa inacción e ineptitud han exacerbado la agresividad de la enfermedad. Un ejemplo es la situación de los mercados: el 42% responsabiliza a los municipios y solo el 9% al Gobierno, según Ipsos.

Un error que sí hay que atribuirle al Gobierno es haber asumido que toda la población acataría la cuarentena porque era una norma legal. Ahora que ha entendido que eso no es posible, está replanteando su estrategia para adaptarla a la realidad -aunque no logra escapar de las idas y venidas, como acaba de ocurrir con las salidas de los niños-. Si los confinamientos continuarán en zonas de alto contagio, que por favor no se hagan modificaciones de un día para otro.

Dado que gobernadores y alcaldes, en su mayoría, no aportarán mucho en esta nueva etapa, la aplicación de acciones focalizadas y acotadas requerirá de la participación coordinada de organizaciones civiles, religiosas y de las fuerzas del orden, así como de la difusión masiva y en todo el país de las medidas que seguirán vigentes por mucho tiempo. Esta vez ya no habrá margen de error.

TAGS RELACIONADOS