Editorial de Gestión. El avance coyuntural del INEI a junio muestra que reabrir no es sinónimo de reiniciar operaciones. (Foto: GEC)
Editorial de Gestión. El avance coyuntural del INEI a junio muestra que reabrir no es sinónimo de reiniciar operaciones. (Foto: GEC)

Redacción Gestión

RETOS. Construcción es un sector dinamizador, de modo que una recuperación rápida tendría impacto en muchas actividades. Pero también es muy sensible a la contracción de la demanda –así como a la incertidumbre política–. Por causa de la cuarentena y la lenta reactivación de la economía, la Cámara Peruana de la Construcción (Capeco) proyecta que el sector caerá 40.2% este año, el empleo formal que genera, a la mitad, y su contribución tributaria, en más de un tercio.

Tras haber crecido apenas 1.5% el 2019, por el mal desempeño de la inversión pública, comenzó bien el 2020: 5.2% de aumento en el primer bimestre. Pero ni bien se inició la cuarentena (el 16 de marzo), se ubicó como el segundo más perjudicado, detrás del turismo. Pocas actividades constructivas formaron parte de la Fase 1 de la reapertura (mayo), algunas más, de la Fase 2 (junio) y las restantes, de la Fase 3 (julio). El avance coyuntural del INEI a junio muestra que reabrir no es sinónimo de reiniciar operaciones.

Respecto al mismo mes del año pasado, el consumo interno de cemento cayó 32.7%, mientras que el gasto público en estudios y proyectos de inversión se contrajo 70.8%. En su discurso ante el Congreso, el lunes, el ahora expremier, Pedro Cateriano, incluyó a la construcción en el grupo cuya recuperación será más lenta –junto con manufactura, comercio y turismo–, y listó una serie de medidas para apuntalarla, como cerca de S/ 11,000 millones para obras en colegios, hospitales y carreteras, además del componente de inversión pública de Arranca Perú.

Pero ya sabemos que la inversión pública no avanza como se establece en los planes oficiales, de modo que se hace necesario estimular la construcción privada. En mayo, se elevó temporalmente el Bono del Buen Pagador de Mivivienda y Arranca Perú tiene S/ 535 millones para financiar el Bono Familiar Habitacional (programa Techo Propio). Capeco ha propuesto duplicar temporalmente los subsidios de Mivivienda, reducir las cuotas iniciales e implementar seguros para cubrir el pago de los créditos en caso de desempleo, entre otras medidas.

En Chile, las iniciativas son más audaces. El gremio constructor de ese país plantea un plan a tres años por US$ 22,600 millones (US$ 10,290 millones en el ámbito público y US$ 12,310 millones en iniciativas privadas). En el caso de viviendas, se propone que el Gobierno preste a las personas el 20% que se solicita para acceder a un crédito hipotecario y crear un subsidio especial para familias jóvenes. ¿Se podrá trabajar en algo similar aquí?