FALTA DE TRANSPARENCIA. Una idea permanente en el discurso del presidente Pedro Castillo y de su entorno, incluso antes de asumir el cargo, fue de que se trataba de un mandatario diferente, que no cometería ni los errores ni los delitos de sus antecesores. Lo dijo refiriéndose, en más de una oportunidad, a la transparencia de sus actos, a la lucha contra la corrupción e, incluso, respecto al ascenso de militares. Sin embargo, cada día que pasa los hechos demuestran que el inquilino de la casa de Pizarro actúa siguiendo los peores ejemplos de quienes lo antecedieron. No hay diferencias.
Así, un reportaje de “Cuarto Poder” muestra que el mandatario mantiene reuniones en la casa que ocupaba en Breña y no da cuenta de las mismas tal como establece la ley. Ya en los primeros días de su gobierno, cuando despachaba desde ese mismo lugar, la Contraloría y otras instituciones públicas alertaron a Pedro Castillo que violaba normas de transparencia y, supuestamente, había dejado de lado estas reuniones para atender a sus visitas solo desde Palacio de Gobierno. Es decir, si bien en julio el mandatario podía escudarse en el desconocimiento de las normas, su actuación actual evidencia “total desapego” a las leyes vigentes y a los principios de transparencia, tal como señala la Defensoría del Pueblo o dicho en términos más simples: a Castillo no le interesa cumplir la ley.
Con este comportamiento, Castillo brinda armas a sus oponentes políticos, incluso a los que vienen desde el interior de su partido. El expremier Guido Bellido solicitó a la Fiscalía una “exhaustiva investigación” y condenó “todo acto que puede llevar a hechos fuera de la ley”. Lo mismo ocurrió con bancadas como las de Alianza para el Progreso, Acción Popular, Fuerza Popular y otras. No podrá culpar a nadie de lo que suceda en los próximos días.
Pero también pone en aprietos a los miembros del Gabinete, que han intentado minimizar los hechos y defenderlo con argumentos risibles, y quienes con su presencia avalan el intento insuficiente de justificación dado anoche por el mandatario (en un mensaje a la Nación) quien escuetamente asegura que los encuentros en Breña “son visitas de carácter personal”. Nada más. Una declaración vacía de contenido con la cual Castillo insiste en culpar a otros de sus errores, sin admitir que las reuniones con ministros de Estado, funcionarios y empresarios no pueden ser calificadas de personales.
Luego de estas palabras será más que importante escuchar la postura de la Fiscalía de la Nación, que se espera siga las saludables reacciones de la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría del Estado y la Contraloría, solicitando explicaciones e iniciando investigaciones. Ahora corresponde esperar que las indagaciones se lleven hasta el final y no sean solo para salvar las apariencias.