Editorial de Gestión. De las 26 ciudades del informe del INEI, nada menos que 21 registraron inflación anualizada superior al promedio nacional. (Fotos: Alessandro Currarino /@photo.gec)
Editorial de Gestión. De las 26 ciudades del informe del INEI, nada menos que 21 registraron inflación anualizada superior al promedio nacional. (Fotos: Alessandro Currarino /@photo.gec)

PRECIOS. La inflación de Lima Metropolitana (que incluye al Callao) es la que toman en cuenta las entidades encargadas de diseñar e implementar la política económica del país, pese a que desde diciembre del 2002, el INEI también publica informes mensuales de la inflación a nivel nacional (que a Lima Metropolitana suma las 24 capitales departamentales, más Chimbote y Tarapoto). Su informe correspondiente a setiembre muestra que el alza de precios en un grupo relevante de ciudades está siendo mucho más pronunciado que en Lima, y que la inflación anualizada se ha alejado completamente del rango meta del BCR (entre 1% y 3%).

Sin embargo, la autoridad monetaria ya asumió esa circunstancia, pues su proyección para este año es 4.9% y 2.6% para el 2022 –hay que reiterar que el cálculo es para la inflación en Lima Metropolitana–. Ese distanciamiento entre la inflación anualizada y el rango meta comenzó en julio, pero se acentuó en agosto y continuó en setiembre, como resultado del incremento del tipo de cambio, a consecuencia de la inestabilidad política que sigue provocando el gobierno de Pedro Castillo, con sus discursos enrevesados y contradictorios, su negativa a reemplazar ministros y otros funcionarios cuestionados, y amenazas a la actividad privada, sobre todo de parte del premier.

En suma, la “inflación importada” sigue siendo el principal factor del aumento de precios en el país, en parte por factores exógenos como el incremento de las cotizaciones internacionales de insumos alimenticios y de combustibles, pero también por factores endógenos como el incesante ruido político. Pero en lugar de bajar el volumen de sus mensajes, el Gobierno está optando por medidas que solo tendrán efectos temporales como la reinclusión del GLP en el fondo de estabilización de combustibles o la activación de franjas de precios para productos alimenticios, anunciada ayer.

En efecto, el precio del GLP (doméstico y vehicular) se contrajo en setiembre, pero ese impacto no se repetiría en los próximos meses, aparte que el viernes último Petroperú elevó el precio del GLP envasado y a granel. Además de tener un efecto temporal, estas medidas significan un costo fiscal, al que hay que sumar la pérdida de reservas internacionales en las que el BCR tiene que incurrir con sus ventas de dólares para evitar que el tipo de cambio se dispare.

De las 26 ciudades del informe del INEI, nada menos que 21 registraron en setiembre inflación anualizada superior al promedio nacional. ¿Será este motivo suficiente para comenzar a gobernar en serio?


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