Congreso de la República. (Foto: USI)
Congreso de la República. (Foto: USI)

CONGRESO. Decir que la población no cree en sus instituciones es una verdad de Perogrullo, pero el problema se agrava cuando dichas entidades no hacen nada por cambiar esa percepción y, por el contrario, con sus acciones solo la ratifican. Un ejemplo de ello es lo que sucede al interior del Parlamento, donde los congresistas parecen más preocupados por sus intereses particulares que por cumplir su labor, más aún cuando esta se trata de investigar a sus pares. Así lo demuestran los resultados que se han dado hasta el momento en la Comisión de Ética, de 105 denuncias presentadas desde julio del 2016, esta recomendó sancionar apenas a cinco, pero el pleno votó solo por amonestar a dos congresistas.

El último caso, el archivamiento de la investigación sobre el presunto pago que habría hecho la congresista Yesenia Ponce para obtener certificados de estudios falsos, ha sido apenas una perla más de lo que ocurre. Sin embargo, esta denuncia ha tomado mayor repercusión debido a que se ha demostrado que los supuestos compañeros no existen y quienes figuran como sus profesores no tienen dicha profesión, lo que convierte en una burla la decisión de la comisión.

La renuncia del presidente de la Comisión de Ética también demuestra que dicho grupo no está funcionando. Si bien algunos parlamentarios se han mostrado a favor de cambiar la composición de la comisión o, incluso, que sean terceros los que la conformen, el problema también tiene que ver con la actuación de quienes la conformen, ya que lamentablemente hasta ahora se ha cumplido el dicho de que “otorongo no come otorongo”.

Si bien la responsabilidad en la selección de los candidatos corresponde a los partidos políticos también es una tarea de la sociedad civil, pues quienes hoy forman parte del Congreso fueron elegidos por el voto popular.

Los peruanos tenemos que aprender a ser responsables con el voto, buscando información sobre los candidatos al Parlamento y negándole su apoyo a aquellos partidos políticos que no depuren adecuadamente su lista de postulantes. Solo así poco a poco las cosas podrían cambiar.

El Parlamento es parte fundamental de la democracia y, por lo visto hasta ahora, las agrupaciones políticas tienen cero capacidad de autocrítica, le toca a la población, mediante su voto, presionar para que el próximo Congreso no tenga las mismas taras que el actual. Y eso en parte pasa por realizar cambios legislativos.