Según Vilcatoma, espera recibir información complementaria que usará para sustentar pedido de vacancia contra Vizcarra. (Foto: GEC)
Según Vilcatoma, espera recibir información complementaria que usará para sustentar pedido de vacancia contra Vizcarra. (Foto: GEC)

PULSO PERÚ. El presidente Martín Vizcarra todavía no logra detener su caída en la aprobación ciudadana, aunque el ritmo se ha desacelerado, aún no logra remontar. Así lo evidencian los resultados de la última encuesta de Pulso Perú, elaborada por Datum para Gestión. El descenso que se registra en mayo es mayor al error estadístico (que es de 2.8%) y después de 10 meses la desaprobación del presidente (48%) vuelve a ser mayor que la aprobación (45%). Es decir, se repite el escenario previo al discurso de julio del año pasado, cuando el mandatario lanzó su campaña de lucha contra la corrupción.

Hace unos meses, la encuesta dejaba ver que un cambio de Gabinete ayudaría al Gobierno a mejorar su aprobación. Sin embargo, el equipo liderado por Salvador del Solar no aportó el aire necesario, es más, la aprobación del presidente del Consejo de Ministros también cae y es menor a su desaprobación. Los ministros por su parte tampoco están haciendo la diferencia ni como Gabinete ni en su sector, es un Gabinete anodino.

El problema del Ejecutivo se agrava pues el segundo poder, el Legislativo, también sigue cuesta abajo. En la calificación del 0 al 20 apenas logra un 07 de nota, frente al 08 del Poder Judicial y al 09 del Gobierno. Es decir, ninguno de los poderes del Estado, y menos los elegidos en votación universal, trabajan de la manera que los ciudadanos esperan y no se avizora un cambio de rumbo en el corto plazo, salvo que en julio se elija una Mesa Directiva capaz de llevar adelante esa tarea, lo cual significaría modificar el curso actual de las agendas políticas de las bancadas.

¿Qué hacer? Se necesita que el presidente Martín Vizcarra retome el liderazgo que ha perdido en la agenda nacional. Como ya se ha dicho, no todo puede estar centrado en la corrupción ni en la reforma política, las preocupaciones del ciudadano de a pie son de otra índole y si el Gobierno no se da cuenta de eso la crispación será creciente. También es importante el respeto a la institucionalidad. Deslizar la posibilidad de hacer cuestión de confianza (apostando al cierre del Congreso) para afrontar la reforma política pendiente es tan irresponsable como solicitar la vacancia presidencial. Las discrepancias se deben resolver dentro de los márgenes constitucionales y eso implica respetar los periodos tanto del Congreso como del presidente, los cuales terminan en julio del 2021.