El ex presidente Alan García abandonó la residencia del embajador de Uruguay, ubicada en San Isidro, poco después de las 8 a.m. (Foto: GEC)
El ex presidente Alan García abandonó la residencia del embajador de Uruguay, ubicada en San Isidro, poco después de las 8 a.m. (Foto: GEC)

CASO ALAN GARCÍA. Casi desde el inicio de su carrera política, la imagen del ex mandatario Alan García fue controversial. Pero con los años y su paso por la Presidencia de la República, las controversias se convirtieron en sospechas que dieron lugar a investigaciones fiscales tanto después de su primer gobierno, que fue un desastre, como del segundo, que fue mejor gracias a los mejores precios internacionales de los metales.

No hay que olvidar que terminado su primer mandato se iniciaron las investigaciones por el supuesto fraude en el uso de los llamados dólares MUC, la denuncia por pago al BCCI para recibir fondos del Banco Central de Reserva, los presuntos sobornos recibidos para otorgar los derechos de construcción del Tren Eléctrico al consorcio italiano Tralima y la adquisición del Canal 13. García pidió asilo en Colombia debido al golpe de 1992 y nunca fue absuelto de las denuncias de soborno por el caso del Tren Eléctrico. Simplemente, el proceso prescribió.

Actualmente, son ocho las investigaciones que la Fiscalía lleva adelante y que involucran a Alan García. Entre las que figuran las investigaciones por la adjudicación de los tramos 1 y 2 de la Línea 1 del Metro de Lima y el terminal del Callao.

Ayer, Uruguay desestimó el pedido de asilo planteado por el expresidente, reconociendo explícitamente que las investigaciones judiciales en su contra no constituyen persecución política, pues son imputaciones vinculadas mayoritariamente a hechos económicos y administrativos desarrollados durante sus dos gestiones como presidente. Además afirmó que en el Perú funcionan autónomamente y libremente los tres poderes del Estado, especialmente el Poder Judicial, que está llevando adelante las investigaciones de eventuales delitos económicos del expresidente García.

Lo mejor que podría hacer Alan García es responder ante la justicia y no recurrir nuevamente a la figura de la prescripción de los delitos. Debe recordar que el que no la debe no la teme. Por su parte, le corresponde a la Fiscalía y al Poder Judicial actuar siguiendo el debido proceso al que tienen derecho todos los investigados.

Si García no es capaz de dar la cara en todas sus investigaciones, quedará en la historia –la cual sí es un juez ineludible– como uno más de los presidentes que defraudaron la confianza de los peruanos. Finalmente, si el Apra quiere recuperar su espacio político debería buscar que quien fuera su líder se someta a la justicia.