FOTO | La Comisión de Productos Bandera (Coproba) fue desactivada hace pocos meses, pero dejó de contar con presupuesto desde el Gobierno de Humala, sostiene el ex viceministro Juan Carlos Mathews. (Foto: Difusión)
FOTO | La Comisión de Productos Bandera (Coproba) fue desactivada hace pocos meses, pero dejó de contar con presupuesto desde el Gobierno de Humala, sostiene el ex viceministro Juan Carlos Mathews. (Foto: Difusión)

Respaldo.El 12 de diciembre pasado, el Gobierno desactivó la Comisión Nacional del Productos Bandera (Coproba) y el hecho no fue noticia. Es que desde hacía buen tiempo que ese grupo de trabajo –integrado por representantes de ministerios, agencias gubernamentales y gremios privados– perdió el respaldo político que necesitaba para continuar con sus funciones: promover en el extranjero los trece productos seleccionados como símbolos del Perú.

Recién el último lunes, el titular del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), Édgar Vásquez, ensayó una justificación: “La comisión tenía unos fines con una serie de productos. Los fines se han cumplido” y luego procedió a enumerar un puñado de productos bandera cuya promoción y defensa está a cargo de “cada institución”. Ese estilo desprolijo e impreciso de responder se está volviendo una mala costumbre en muchas autoridades.

Es cierto que ha habido avances en productos bandera como la
gastronomía o el espárrago, pero la primera ya estaba ganando presencia internacional cuando fue incluida en la lista (en el 2005),
mientras que el segundo ya tenía presencia en el extranjero cuando recibió el reconocimiento (en el 2008). Otros como la cerámica de Chulucanas, la lúcuma, la platería o el caballo de paso peruano todavía necesitan un fuerte impulso promocional dirigido a posicionarlos como representativos del Perú.

Además, Vásquez se equivoca al afirmar que los fines se han cumplido, puesto que la promoción tiene que ser permanente. Si se bajan los brazos, ocurrirá lo que está pasando con el pisco. No nos referimos al aumento de sus exportaciones sino a la defensa de su peruanidad, que se tenía muy descuidada. El Gobierno tomó nota de las críticas y acaba de lanzar una nueva marca –que suponemos será la base de una promoción más agresiva–.

Lamentablemente, el lanzamiento fue bastante deslucido y
los medios no le prestaron mucha atención. Habría que preguntarse si el presidente o el primer ministro no estaban disponibles, o si hubiese sido mejor realizar el evento en público y en ciudad pisquera. Lo que hay que destacar es el trabajo creativo en el diseño del logotipo y del eslogan, “Pisco, Spirit of Peru” (uno de los significados de “spirit” es “destilado”), aunque habría que poner más empeño en el material audiovisual.

Pero hay otros doce productos bandera y nada parece indicar que cada uno tendrá su propia marca y campaña promocional. Encima, la ausencia de una comisión que coordine el trabajo de “cada institución” seguirá afectando el posicionamiento que esos productos merecen. Si Coproba no estaba funcionando, la respuesta no era desactivarla sino relanzarla.