(Foto: Difusión)
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NORMATIVA. Por duodécimo año consecutivo, las agroexportaciones lideraron las no tradicionales el 2020 y las cifras actualizadas hasta noviembre indican que su participación fue incluso mayor de la que alcanzaron el 2019 (46%). Y dentro de los embarques totales, representan alrededor del 15% y solo son superadas por los minerales metálicos, que tradicionalmente han sido el mayor soporte de la

Todo parecía marchar sobre ruedas, hasta que en diciembre trabajadores agroexportadores tomaron la carretera Panamericana en Ica y La Libertad, e hicieron notar a la opinión pública que detrás del éxito del sector existían problemas laborales que no habían sido solucionados durante todo el tiempo del boom. El Congreso vio una oportunidad para su populismo y derogó la Ley de Promoción Agraria (LPA) y se apuró en aprobar un reemplazo que no dejó contento a nadie. Hay dos reglamentos pendientes: el de negociación colectiva, cuyo plazo venció el viernes 15, y el de la propia ley, cuyo plazo vence el 30.

Una reciente encuesta de Ipsos muestra que la ciudadanía no anticipa consecuencias positivas. Dos tercios de los entrevistados consideran probable que las empresas reducirán personal por el incremento de costos que enfrentarán con la nueva ley, que incluye un bono de 30% –los trabajadores quieren que ese bono se incorpore al cálculo de su jornal, aunque las leyes no pueden fijar precios–, y que algunas empresas pasarán a la informalidad. Un porcentaje menor (64%) estima probable que se dejarán de exportar algunos productos porque sus costos serán mayores a los precios internacionales.

Hay que esperar para constatar si los augurios se cumplen. Lo cierto es que la LPA fue un componente de un proceso que también incluyó la firma de tratados de libre comercio con las principales economías (Estados Unidos, Unión Europea, China), simplificación administrativa y promoción de exportaciones. También hay que tener en cuenta las ventajas naturales de los cultivos peruanos, que superan a la competencia y en muchos casos la han desplazado. Se trata de productos de calidad premium dirigidos a mercados de considerable poder adquisitivo.

En medio del alboroto, quedó casi al margen lo que habría sido el detonante de la crisis: la ausencia de supervisión laboral. , la encargada de esa labor, es notoria por su debilidad institucional. Si los abusos cometidos por ciertas agroexportadoras pasaron inadvertidos por tanto tiempo, entonces es claro qué se tiene que reforzar y reestructurar.

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