(Foto: Difusión)
(Foto: Difusión)

EXPECTATIVAS. Dentro de un año, habrá nuevo Gobierno y un Congreso renovado. Aunque hasta ahora existe incertidumbre porque nadie ha iniciado una campaña electoral de manera oficial, la esperanza es que para entonces haya tasas de crecimiento altas, debido, en parte, al efecto estadístico. Esto se refleja en las expectativas a doce meses de empresas y analistas encuestados por el BCR a fines de agosto, pues mejoraron por cuarto mes consecutivo, tras la fuerte caída registrada en abril, y cinco de los seis indicadores se han afianzado en el tramo optimista.

Se trata de las expectativas a doce meses que empresarios y analistas tienen de la economía, del sector en el que operan, de su propia empresa, de la demanda por sus productos y de inversión de su empresa. El único indicador en el que las expectativas siguen pesimistas es la contratación de personal, aunque no son tan malas como hace un par de meses y ya se acercan al tramo optimista. Dado que muchas empresas no están pensando en hacer crecer su planilla, se infiere que el empleo formal tardará en recuperarse.

El BCR, fiel a su estilo comedido, acota esta esperanza en el futuro: “Si bien se observa una tendencia de recuperación en todos los indicadores de situación actual y de expectativas, estos aún no alcanzan los niveles previos a la pandemia”. De hecho, la situación actual y las expectativas a tres meses todavía están en el tramo pesimista, con la excepción del nivel de producción, que en agosto cruzó el umbral del optimismo. El sector con la visión menos esperanzadora es construcción, mientras que comercio y minería e hidrocarburos ven su futuro inmediato con más tranquilidad.

El estado de ánimo de las empresas también es un reflejo del uso de su capacidad instalada, comparada con sus niveles previos a la pandemia. Las empresas encuestadas por el BCR operaban al 71% en agosto y esperan hacerlo al 80% en diciembre. Por sectores, el de menor actividad ahora y también para a fin de año es construcción (47% y 61%, respectivamente), mientras que agro y electricidad (más gas y agua), han sido los menos afectados. En tanto, manufactura, servicios, minería e hidrocarburos, y comercio, se ubican entre esos extremos.

Esta mejora gradual, pero no entusiasta, respondería a factores como la reapertura casi total de las actividades económicas –en casi todo el país–, así como el fin de la cuarentena. Es poco probable que se traduzca en grandes inversiones, pues aparte de que hay capacidad instalada ociosa, en periodo electoral las empresas tienden a esperar.

TAGS RELACIONADOS