(Foto: Difusión)
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Una semana después de asumir el cargo, al presidente aún le cuesta fijar el timón que le permita guiar al país durante los próximo cinco años. Hasta el momento hemos asistido a un sinnúmero de marchas y contramarchas que solo magnifican la zozobra en la que ya se encontraba el país luego de su elección.

El primer error se evidenció en la elección de un gabinete que –salvo pocas excepciones– está plagado de personas sin experiencia, en el mejor de los casos, o con cuestionados antecedentes. Esta mala elección genera a su vez que a estas alturas sean pocos los viceministros ya nombrados. Además, algunos asesores o funcionarios fueron nombrados y luego su designación dejada sin efecto, tal como sucedió con la directora de Provías. Estos hechos han sido destacados, incluso, por la Contraloría, que ha pedido al Ejecutivo cumplir con los perfiles establecidos para designar a los funcionarios públicos.

A este tipo de acciones se suman otras tan o más preocupantes como las declaraciones del titular del Midagri respecto a una segunda reforma agraria, sin dar mayor detalle sobre qué consistirá, o las declaraciones del ministro del Interior sobre las rondas campesinas, convertidas ahora en rondas urbanas –al estilo venezolano–.

Frente a las críticas respecto a su designación, el premier afirmó que no dará un paso al costado, con lo cual adelanta su posición para cuando se presente frente al Congreso por el voto de confianza. Asimismo, sobre los nombramientos cuestionados, sostuvo, de manera muy somera, que aquellas que están al margen de la ley se revisarán, y aprovechó para decir que esas decisiones están en manos del presidente Castillo. Además, hizo hincapié en que siendo Perú Libre el partido ganador, resulta lógico que sean los allegados al mismo quienes ocupen un cargo en el Gobierno. Eso no está en duda, sino la idoneidad para el cargo libre de cualquier antecedente judicial o acusación.

Adicionalmente, tanta o más preocupación que los funcionarios designados, causa el entorno presidencial. Algunas personas, sin tener ningún tipo de nombramiento, tienen una gran injerencia en las decisiones que se toman, incluido Vladimir Cerrón, a quien Bellido, al defenderlo, sostuvo que como “todas las personas tienen derecho a expresarse”, olvidando que el líder de Perú Libre no solo habla desde sus cuentas personales, sino que tiene la ventaja de pasar varias horas del día y todos los días en conversaciones con el mandatario y el premier.

Las primeras declaraciones de Bellido no generan tranquilidad, pues tampoco condenó claramente las acciones del Movadef, ni deslindó de las dictaduras de Cuba y Venezuela, al igual que el canciller Béjar, en un gesto que ya se ha convertido en un sello del régimen.

La primera semana del nuevo Gobierno no despeja temores y, por el contrario, aumenta las preocupaciones.

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