PULSO PERÚ. Una mirada global a la encuesta de Pulso Perú que hoy publica Gestión deja notar que el escándalo de corrupción que ha salido a la luz ha generado un alto grado de hastío en la población.

Los peruanos no están dispuestos, al parecer, a confiar en nadie más ni siquiera a darle el beneficio de la duda. Una revisión a la aprobación de las autoridades actuales y las de gobiernos anteriores nos muestra que ninguna supera el 33%. En ese sentido, los peruanos consultados parecen no necesitar la decisión judicial para considerar culpable o digno de investigación a más de un político. Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Nadine Heredia, Alan García, Pedro Pablo Kuczynski, Fernando Zavala, Keiko Fujimori, Kenji Fujimori y sus hermanos, y Verónika Mendoza, todos entran en la lista, ya sea por los casos de Odebrecht o por lavado de dinero. Casi lo mismo sucede cuando se pregunta por proyectos como el gasoducto del sur o el aeropuerto de Chinchero.

Pero lo más preocupante es que, frente a esta percepción de decadencia, los peruanos esperan respuestas inmediatas, quieren ver sanciones ejemplares y en el menor tiempo posible. Pero aun siendo optimistas y confiando en la eficiencia de los fiscales y jueces, los resultados de las investigaciones y los procesos no se darán a la brevedad. Hay que recordar que el proceso de extradición de Alberto Fujimori demoró más de dos años y el de Toledo podría tomar un tiempo similar. ¿Cómo actuará la población si empieza a creer que nunca se castigará a los culpables? A los políticos, por ahora, no les preocupa esta respuesta. Una consecuencia de lo anterior es que ahora la población busca renovación en el Gabinete.

Un 81% cree que se debe cambiar, por lo menos, a alguno de los ministros. El problema está en que el presidente Kuczynski no lo considera así, su actitud frente a Chinchero lo demuestra.

Las fuerzas políticas de oposición también sufren de miopía y participan de esta lucha de todos contra todos, cuando lo que les corresponde es tener una mirada serena. No le conviene al país que ad portas de un proceso de elecciones regionales y municipales tomen vuelo posturas radicales.

Aún es tiempo de que el Gobierno reflexione y pueda recuperar el rumbo con el que se inició, eso implica cambios en el Gabinete, ajustes en las políticas adoptadas y firmeza en las decisiones.