Redacción Gestión

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DESAPROBACIÓN. Los políticos están acostumbrados a declarar que no se guían de las encuestas, sobre todo cuando estas no les son favorables. Sin embargo, los resultados de las mismas sirven de 'termómetro' para conocer cómo evoluciona la percepción de la población.

En ese sentido, los resultados de la última encuesta , elaborada por Datum, deben servirle al alcalde como una llamada de atención que debe escuchar.

Según el sondeo, el burgomaestre tiene 30% de desaprobación, el doble de lo que tenía el mes anterior y 20 puntos más que cuando inició su periodo en enero de este año. Incluso en el nivel socioeconómico E, uno de los que más apoyó a Castañeda gracias a las escaleras y los Hospitales de la Solidaridad, su desaprobación sube 22 puntos. ¿Cómo es posible que en tan solo cuatro meses haya podido crecer tanto su nivel de desaprobación?, ¿qué ha hecho tan mal para generar estos resultados?

Sucede que el alcalde está cayendo en el mismo error que Susana Villarán: ingresar y dedicarse a atacar lo hecho por la anterior gestión. Borrar murales, desconocer los avances en la reforma del transporte (Corredor Azul) y en materia urbanística (Río Verde), y peor aún dejar morir proyectos planteados en su segundo periodo, como el Parque de La Muralla y el teleférico.

Lo peor es que más allá del cambio de prioridades estas decisiones podrían acarrear problemas legales entre el municipio y las empresas a cargo de los proyectos.

Tal como advertíamos semanas atrás, los cuatro años fuera de la Alcaldía hicieron que Castañeda olvide que a la población no le importan los pleitos entre los políticos, y su afán por desaparecer toda huella de la administración anterior le está pasando factura.

El burgomaestre debe revisar lo hecho hasta ahora. Por suerte, está en el inicio de su periodo y este es el mejor momento para enmendar el rumbo (o encontrarlo), trabajar bien, sin mirar al pasado, y dando solución a los graves problemas de Lima, como transporte y seguridad.

Se lo repetimos, lo único que necesita para hacer olvidar a Susana Villarán es trabajar mejor.