PROYECCIONES. Hace unos días, el (FMI) revisó al alza sus previsiones para el crecimiento de la economía mundial, básicamente por un mejor panorama para los países desarrollados.

El FMI aumentó sus pronósticos para las economías de Japón, Reino Unido y la eurozona, por lo que ahora se proyecta una expansión mundial de 3.5% para este año. Asimismo, mejoró sus estimaciones para el crecimiento del PBI de China para este año (6.6%) y el próximo (6.2%).

En cuanto a América Latina, el FMI redujo en 0.1 puntos porcentuales sus previsiones, pero se espera que se revierta la contracción registrada en el 2016. El organismo proyecta un crecimiento de 1.1% este año y de 2% para el 2018. En esas estimaciones, destacan las , de 3.5% para este año y de 3.7% para el próximo. Aunque dichas estimaciones son optimistas, ante estimaciones más bajas reveladas recientemente.

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Sin embargo, la nueva visión del FMI no está exenta de riesgos. Y uno de los principales factores de riesgo se relaciona con una corriente proteccionista, como la que se teme en Estados Unidos, por las promesas de campaña del presidente . Y es que medidas proteccionistas pueden terminar en una guerra comercial que descarrile la recuperación de la economía mundial.

El rechazo al libre comercio, la globalización y la preferencia por cerrar una economía, vienen cobrando fuerza entre diversas agrupaciones políticas en el mundo.

A esos riesgos geopolíticos se están sumando además las tensiones que vienen surgiendo con Corea del Norte, y el reciente bombardeo de Estados Unidos a Siria, que pone a Washington en línea de choque con Rusia, que apoya al Gobierno de ese país.

Además, el casi descontado pase a segunda vuelta en Francia de la candidata de extrema derecha y crítica de la UE, Marine Le Pen, en las elecciones del domingo, develan la magnitud de los riesgos, en medio de la turbulencia que puede traer el proceso de ruptura del Reino Unido con la Unión Europea.

Después de varios años, el FMI ha anunciado una mejora en sus previsiones, en momentos en que tanto países desarrollados como en desarrollo parecen alinearse en una recuperación. Esperemos que esta vez dicha recuperación no sea truncada por riesgos de tinte político "autoinfligidos", que parece que han de cobrar cada vez más fuerza.

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