Redacción Gestión

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INDEPENDENCIA ESCOCESA. Tras angustiosas semanas para Escocia, Gran Bretaña y el resto de Europa, los escoceses finalmente decidieron permanecer dentro del Estado de cuatro naciones que es el Reino Unido. En un referéndum celebrado el 18 de setiembre que contó con la asombrosa participación del 85% del electorado escocés, la pregunta fue simple y directa: "¿Debería Escocia ser un país independiente?". Para el día siguiente, se supo que había ganado el "no" por un estrecho margen de 10%. Si 200 mil electores hubiesen votado de forma diferente, otra sería la historia.

Para empezar, el prestigio e influencia mundial del Reino Unido hubiese sufrido un duro golpe si se hubiese desprendido una parte importante de su cuerpo y, con él, los valores que representa se hubieran visto disminuidos en el contexto global.

La economía de una Escocia independiente, por otro lado, no hubiese sido necesariamente tan pintoresca como la teñían los independentistas, encabezados por el carismático líder del Partido Nacional Escocés, Alex Salmond. Si bien Escocia tiene recursos petroleros, estos son bastante erráticos y tenderán a desaparecer con el tiempo, dejando al nuevo país en una situación bastante vulnerable. La propuesta de mantener la libra después de la independencia tampoco hubiese sido una buena idea.

Como lo ha probado la Unión Europea, independencia fiscal de la mano de interdependencia monetaria suele ser una fórmula efectiva para el desastre financiero. Finalmente, dadas las consecuencias expuestas en el párrafo anterior, el resto de Gran Bretaña hubiese usado su poder para sacarle provecho a las negociaciones con Escocia y asignarle la mayor parte de la deuda nacional posible.

Pero para Gran Bretaña y Europa estas también son buenas noticias. Los escoceses son mucho más simpatizantes de la Unión Europea que los ingleses, por ejemplo. Tenerlos como parte del Reino Unido para el referéndum que decidirá la salida o permanencia de este Estado en la Unión Europea aumenta las posibilidades de que la Unión se mantenga firme, algo que si no llegase a pasar sería un golpe mucho más fuerte para Europa y el mundo.