PBI DE AGOSTO. La producción tuvo una expansión de 5.52% en agosto. ¿A qué se debió? Principalmente, a la minería y a la pesca. En efecto, la producción pesquera registró un salto de 65.6% con respecto al mismo mes del año pasado. Si bien la extracción de anchoveta siguió marcando la pauta (creció nada menos que 609.8%), otra especie reclamó algo de protagonismo: la caballa, gracias al descubrimiento de un gran cardumen y que, a diferencia de la anterior, se destina al consumo humano directo. Cabe recordar que la pesca también creció en julio, luego de un largo periodo de caídas originadas por el calentamiento del mar.

Los mayores desembarques de caballa incidieron en la rama industrial de elaboración y conservación de pescado (202.8%) –que además incluye la fabricación de harina y aceite de pescado–. Este resultado también contribuyó al fuerte incremento de la producción manufacturera primaria, aunándose a los aumentos de sus otros rubros (petróleo, azúcar, carne y metalurgia).

En suma, la naturaleza parece haberle dado una mano al nuevo Gobierno. También puso de su parte la minería, que sigue liderando la expansión del PBI total.

¿Estamos, por fin, saliendo del enfriamiento? El Gobierno ha hecho bien en no magnificar las cifras de agosto y mantiene su mensaje de que trabaja para reactivar la economía. Es que no podemos basar una recuperación en las milagrosas apariciones de cardúmenes –las cifras acumuladas de la pesca continúan negativas– ni en los mayores volúmenes de cobre.

Una mirada a los sectores no primarios muestra que si bien todos crecieron en agosto, lo hicieron a tasas muy bajas, especialmente el comercio (sigue enfriado), manufactura no primaria (volvió a caer) y construcción (tuvo una expansión modesta). En ese sentido, la tendencia de estos sectores todavía genera preocupación y la política económica tendrá que incidir en generar confianza, atraer inversiones en esos sectores, buscar la diversificación productiva y la mejora de la productividad, y promover las exportaciones de valor agregado.

Si esa política se implementa adecuadamente, los resultados se verán más adelante. Lo de agosto fue bueno, pero no marcó el inicio de una nueva tendencia, así que no se puede bajar la guardia. Más aún, sin en el último trimestre habrá un ajuste fiscal para alcanzar la meta del déficit.