jubilados
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ADVERTENCIA DEL CENSO. A pesar de ser una economía emergente, el Perú comparte con los países avanzados un rasgo demográfico que tiene preocupados a científicos sociales y gobiernos del primer mundo: el envejecimiento de su población. De acuerdo con los primeros datos del Censo 2017, las personas que tienen de 60 a más años de edad –los “adultos mayores”– representan el 11.9% del total, 2.8 puntos porcentuales más que en el 2007.

A su vez, la tasa de crecimiento poblacional ha pasado de 1.6% a 1% en el mismo periodo, de modo que se podría anticipar que el porcentaje de adultos mayores continuará incrementándose, gracias a que los avances científicos siguen contribuyendo con prolongar la vida de las personas. Y si la economía peruana alcanza un ritmo de expansión sostenido en el largo plazo, también habrá que prever cómo solucionar una eventual escasez de capital humano.

Volviendo a los adultos mayores, un informe publicado por el INEI sobre la situación de este grupo al primer trimestre, muestra que el nivel de desatención todavía es significativo. En materia de salud, por ejemplo, el 18.8% no está afiliado a ningún seguro, mientras que del total de la población que padece alguna discapacidad, el 45.1% son adultos mayores, destacando los que tienen dificultades para mover las extremidades, para ver y para oír.

Con respecto al nivel de educación, los datos reflejan la inmensa disparidad de género que existía en el país hasta hace unas décadas. El 4.4% de adultos mayores hombres no cuenta con instrucción o solo tiene educación inicial, porcentaje que se multiplica por cinco para el caso de las mujeres. Algo similar ocurre con el analfabetismo, pues el 6.4% de hombres no sabe leer ni escribir, versus el 24.2% de las mujeres. En el nivel universitario, las tasas se invierten: 22.4% en los hombres y solo 10.4% en las mujeres.

Quizás el mayor problema sea el de las pensiones. Solo el 36.1% de la población adulta mayor está cubierto por un sistema previsional, 7.7 puntos porcentuales menos respecto del mismo trimestre del 2017. Más de la mitad está afiliada a la Oficina de Normalización Previsional (ONP), es decir, que su jubilación es financiada por los contribuyentes y no por sus propios aportes a una cuenta individual, que es el modelo de las AFP.

Esta situación se agravará si tenemos en cuenta que solo está afiliado a las AFP el 48% de miembros de la generación X –nacidos entre mediados de los 60 y los 80, y que hoy conforman el grueso de la PEA–. Si no se toman decisiones pronto para reforzar el Sistema Privado de Pensiones, los más de S/ 6,000 millones que la ONP gasta cada año se multiplicarán.