Redacción Gestión

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LO QUE SE VIENE. Si hay algo en lo que todos coinciden para el 2015 es que va a ser un año con bastante incertidumbre. Sin embargo, aun así, probablemente uno mejor que el que acaba de cerrar.

En el contexto internacional, que influye tremendamente en nuestro desempeño por ser una economía pequeña y abierta, veremos tanto oportunidades como amenazas. Una de las oportunidades es la recuperación de Estados Unidos, uno de nuestros principales socios comerciales, que espera crecer 3% en el 2015. Junto con la caída del precio del petróleo, otro elemento positivo, estos dos factores deberían ayudarnos a mejorar la situación de nuestra balanza comercial y a cerrar el preocupante déficit en cuenta corriente con el que cerramos el 2014.

Sin embargo, no todo es color de rosa en el resto del mundo. Europa y Japón no parecen ver una salida del entrampamiento en el que se encuentran desde la crisis financiera –lo cual podría inclusive sujetar el crecimiento de EE.UU.- y China está comenzando a generar algunas preocupaciones en torno a la sostenibilidad de su crecimiento, lo cual continuaría con la tendencia a la baja de los precios de los commodities.

En el flanco interno, tenemos la tarea de recuperar dos territorios perdidos durante el 2014: la inversión privada y la inversión pública.

En el segundo caso, es importante que el Gobierno nacional trabaje de cerca con los gobiernos regionales y municipales –que, en muchos casos, estarán recién acomodándose al cargo- para identificar e implementar proyectos viables. De más está repetir, dada nuestra experiencia reciente, que es imperativo fiscalizar de cerca las actividades de dichas autoridades.

En cuanto a la inversión privada, muchas de las medidas implementadas por el Gobierno en los cinco paquetes estuvieron diseñadas para impactar las expectativas, lo cual tiene un efecto rezagado en la inversión privada. Así, para el segundo semestre esta debería repuntar. Sin embargo, el Gobierno debe seguir trabajando permanentemente en medidas destinadas a facilitar la inversión privada para asegurarse que esto suceda.

Pero uno de los desafíos más peligrosos que va a tener que enfrentar el Gobierno este año es político: una bancada debilitada en el Congreso y una oposición con la mira fija en la campaña presidencial del 2016.