De acuerdo al Instituto Nacional Electoral (INE), AMLO obtuvo entre 53% y 53.8 % de los votos. (Foto: AFP)
De acuerdo al Instituto Nacional Electoral (INE), AMLO obtuvo entre 53% y 53.8 % de los votos. (Foto: AFP)

MÉXICO. Tal como proyectaban diversos sondeos, Andrés Manuel López Obrador (conocido como AMLO), logró una amplia victoria en las elecciones presidenciales mexicanas.

Durante su campaña, el líder izquierdista del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), prometió que revisaría contratos otorgados por el Gobierno de Enrique Peña Nieto y que bajaría los precios de los combustibles. López Obrador también se mostró en contra de una reforma energética.

Sin embargo, tras conocer su amplia victoria, el mandatario electo, como ha sucedido en otros casos de la izquierda latinoamericana, se mostró conciliador, prometiendo disciplina fiscal, respeto a las inversiones extranjeras y a la autonomía del banco central.

A pesar de ello, los inversionistas optarán por esperar mayores evidencias sobre sus planes de gobierno, dado que los ofrecimientos suelen ser más populistas en campaña. Pero ahora la situación es diferente.

AMLO ha indicado que esperará a ser oficialmente designado presidente electo para abordar quizá sus principales desafíos, la reforma energética y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta).

Dada la actual situación de la renegociación, lo que menos haría falta es sumar anuncios o políticas extremistas que terminen por acentuar las tensiones comerciales y oscurezcan el panorama para México.
Las malas experiencias de los gobiernos de izquierda en la región juegan también en contra de las expectativas del futuro Gobierno de López Obrador.

El virtual presidente electo tendría mayoría absoluta en el Congreso mexicano, lo cual puede ser una tentación para buscar emprender medidas populistas, como las ofrecidas en campaña, las cuales pueden luego pasar factura a la performance de la economía azteca.

Los resultados de los gobiernos de izquierda en la región han estado contaminados de lo que siempre criticaron: corrupción, como los casos de Brasil, Venezuela, Nicaragua; y represión, como sucede en Nicaragua y Venezuela. Recordemos que, al inicio de su mandato, el fallecido expresidente venezolano Hugo Chávez aseguraba que no se quedaría en el cargo y que convocaría a elecciones.

Obviamente, López Obrador tiene una formación diferente a la de los otros presidentes de izquierda, pero solo con los hechos podrá despejar la incertidumbre que todavía hay en el mercado por su elección.