EDUCACIÓN La huelga de profesores ha dejado mucha cola. La primera de ellas es la interpelación a la ministra Marilú Martens, quien manejo mal el problema y debe responder ante el Congreso por ello. Pero sorprende que el Parlamento haya centrado su preocupación solo en la interpelación y no se plantee seriamente abocarse al fondo del problema, que no es la remuneración de los docentes, sino la calidad de la educación que reciben los niños en las escuelas.

El Legislativo se ha esforzado por crear distritos, gestionar ferias navideñas o realizar talleres sobre redes sociales, pero ha hecho poco o nada por promover debates a través de foros o talleres para discutir la política educativa y sus fines. Tampoco ha habido mayor esfuerzo en la presentación de proyectos de ley, salvo los que de manera aislada plantean incluir el folklore, la ética o los derechos humanos en el currículo nacional.

Puesto el tema educativo en la agenda debido a la huelga, resulta el mejor momento para tratar el verdadero problema: el nivel de enseñanza está lejos de tener la calidad que los educandos requieren y eso no necesariamente está relacionado con el gasto que se destine a la educación, pues año a año el monto se ha ido incrementando. Hoy se destina más del 40% del presupuesto total del sector a la remuneración de los docentes y los estudiantes no salen adecuadamente preparados al terminar la secundaria.

En estas circunstancias apostar por la calidad de los profesores es indispensable, seguir invirtiendo en docentes que no tienen el nivel necesario para educar a los niños ya no es viable. Quizá el diseño de evaluación a los docentes requiera modificaciones, pero la consecuencia no se puede eliminar, aquellos que no estén capacitados deben salir del magisterio.

Pero junto a este punto, se requiere un análisis serio sobre los contenidos y muchas preguntas que requieren de un trabajo conjunto para poder contestarlas: ¿qué se le enseña a los alumnos y para qué?, ¿deben diferenciarse contenidos según regiones?, ¿toda la educación debe orientarse a que los alumnos sigan estudios superiores o también debe dotárseles de capacidades para afrontar el mercado laboral? El problema no se resuelve con la salida o no de una ministra y tanto el ejecutivo como el legislativo tendrán que asumir su responsabilidad.