IMPULSO A INVERSIONES. El Ejecutivo ha renovado el marco de promoción de las inversiones, tanto públicas como privadas, y ha flexibilizado la normativa para los grandes proyectos de inversión bajo la modalidad de asociaciones público-privadas (APP) y para las obras que se ejecutan mediante el esquema de obras por impuestos (OxI).

En el caso de las APP, los cambios abarcan la reducción de plazos en los procesos de adjudicación directa, así como la agilización de los procedimientos de saneamiento físico-legal y la modernización de la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (ProInversión). Sin embargo, cuando todos esperaban que dicha institución tuviera una acción más preponderante, la verdad es que el MEF seguirá llevando la batuta. Por ejemplo, no ha quedado claro quién decidirá la aprobación de las adendas que puedan plantearse a los contratos.

Álvaro Quijandría, el nuevo director de ProInversión, ha prometido un cambio en la cultura organizacional, aunque también tendría que sopesar la conveniencia de dotarla de más profesionales que estén especializados en las múltiples funciones que ProInversión tiene en el papel y que ahora está dispuesta a desempeñar. Además, deberá evitar que suceda lo mismo que en Petroperú, que luego del esfuerzo por conseguir directores independientes se les retiró el respaldo.

En el caso de las OxI, los cambios apuntan a ampliar su radio de acción: se eliminó el límite máximo de inversión y se volvieron a ampliar los rubros en los que será posible aplicar el mecanismo –que consiste en reconocer lo gastado por las empresas en las obras como parte de su declaración del Impuesto a la Renta–. Además, se impulsará la ejecución de obras conjuntas entre gobiernos municipales y regionales.

¿Qué falta? Lo peor que podría hacer el Gobierno es creer que como ahora el marco legal es más atractivo, la inversión comenzará a llegar por sí sola. En ese sentido, la promoción será esencial y la estrategia que se aplique tendrá que incidir en las perspectivas de largo plazo de la economía peruana. La recuperación de la confianza de los inversionistas será una carrera de largo aliento. Lo alentador es que se ha dado el primer paso.