Redacción Gestión

redaccion@gestion.pe

Desastres naturales. Uno de los beneficios que supuestamente traería la descentralización era el contar con autoridades que conocieran más de cerca la problemática de su ámbito geográfico y que, a diferencia del Gobierno nacional, podrían llegar a cada lugar que lo necesitara con mayor rapidez y efectividad.

Afrontar el era una prueba de fuego y la verdad es que la mayoría de los gobernadores regionales y alcaldes han reprobado. El año pasado se destinaron 2,000 millones para acciones de prevención ante el fenómeno de El Niño, de los cuales los gobiernos regionales y locales recibieron el 28% (S/ 566 millones); sin embargo, transcurrido un año solo tres gobernadores ejecutaron al 100% su presupuesto (Loreto, Moquegua y Arequipa), mientras que el resto de gobernadores ejecutó entre 11.3% y el 79%. En el caso de los alcaldes, la ejecución alcanzó apenas el 59%.

Si hasta el momento solo hemos tenido que lamentar la pérdida de cinco vidas y 43,000 personas afectadas se debe básicamente a que la intensidad de El Niño ha sido menor a la esperada.

Pero si , tampoco lo ha sido el Gobierno nacional, pues si bien ha ejecutado el 90% del presupuesto destinado a prevención no ha podido cumplir a cabalidad su rol supervisor. Ello resulta más evidente con lo sucedido en la Carretera Central, pues a pesar de que todos los años dicha carretera sufre los embates de la naturaleza y termina bloqueada durante varios días, es poco lo que el Gobierno ha hecho para que el concesionario cumpla con realizar las mejoras necesarias, tal como mostramos en esta edición.

Al parecer el refrán "quien no conoce su historia está condenado a repetir sus errores", no se aplica en el , pues sabemos que todos los años sufriremos diferentes tipos de desastres naturales (lluvias, sequías, fríos extremos, etc. ) y, sin embargo, aún no se ha podido actuar con la antelación necesaria para evitar los puentes colapsados, las carreteras bloqueadas y la afectación a las personas.

Ya es momento de que aprendamos la lección, pues el costo de la lentitud de los gobiernos es muy alto.