Redacción Gestión

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ESCÁNDALO. La "colaboración eficaz" es un instrumento que ha probado ser sumamente útil para la justicia en todo el mundo. En el Perú, por ejemplo, la figura se instauró con el fin de combatir a Sendero Luminoso después de que la lucha frontal habíaa probado ser infructuosa.

Finalmente, fue mediante un arduo trabajo de inteligencia, que incluyó la como una de sus principales herramientas, que se logró ubicar y derrocar a la cúpula senderista. De igual manera, para usar un caso más reciente, Rodolfo Orellana cayó gracias a la información brindada por un colaborador eficaz.

Sin embargo, esta figura es sumamente sensible, pues depende de la información que el acusado o detenido pueda brindar y de lo que el Estado pueda ofrecerle a cambio. Lo que ha ocurrido en la última semana en el país, no obstante, ha terminado por desfigurar este mecanismo por completo.

De acuerdo a la ley, las cabecillas de las organizaciones criminales no pueden acogerse a la colaboración eficaz, lo que excluye inmediatamente a Belaunde Lossio de esta opción. Por algún motivo, ni siquiera si este revelase información con pruebas que impliquen al presidente o a la primera dama (como caso hipotético) podría ser colaborador eficaz. Sin embargo, así es la ley y hay que respetarla. Por ello, el exprocurador anticorrupción, Christian Salas, y la exprocuradora anticorrupción adjunta, Yeni Vilcatoma, cerraron esta posibilidad públicamente.

Por ello y porque la probabilidad de que el Gobierno haya querido tergiversar la figura para beneficiar a parecía cada vez más real. El interés que ha mostrado el Ejecutivo, a través del asesor presidencial, Eduardo Roy Gates, y del ministro de Justicia, Daniel Figallo, por conocer a fondo el caso contra Belaunde Lossio es sumamente inusual e impropio desde su posición. A ello, hay que sumarle un Ministerio Público que está parcialmente implicado y que ha dado pocas garantías de objetividad desde que comenzó este caso.

Ahora, Ollanta Humala debe decidir si mantiene al señor Figallo, quien tendría que enfrentar una interpelación (que pondría en peligro la aprobación de las medidas urgentes relacionadas a la reactivación de la economía) o una censura en el Congreso, o si reemplazarlo de una vez para tomar distancia. Pero lo cierto es que mientras no se capture a Belaunde Lossio, la pareja presidencial seguirá siendo sospechosa.