Redacción Gestión

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MEDIDAS URGENTES. La semana pasada, en un desayuno organizado por la Confiep, el ministro de Economía y Finanzas, , reconoció que durante los dos primeros años del gobierno no existió una política generalizada para facilitar la inversión privada por parte del Ejecutivo y que hubo poca coordinación entre los diferentes ministerios para este fin.

Eso, sin duda, trajo consigo una serie de lastres que hoy tenemos que sufrir. Solo que mientras crecíamos a tasas de 7% anual, con todo el viento a favor altos precios de nuestros productos de exportación, financiamiento externo sumamente barato y la llegada casi automática de , estos eran prácticamente imperceptibles y poco preocupantes.

Fue recién cuando pegó con mayor fuerza que el Gobierno comenzó a demostrar voluntad política para lidiar con estos temas.

El Ejecutivo, liderado por el MEF, entonces, comenzó a promover la inversión, aunque no suficientemente. Primero se armó un equipo dedicado exclusivamente a destrabar inversiones (sin conocerse todavía un detalle de su trabajo) y luego vinieron los conocidos "paquetes de reactivación". Sin embargo, aparte de haber llegado con considerable retraso, como ya hemos mencionado, estos paquetes tampoco fueron lo suficientemente audaces.

Y esto parece entenderlo a la perfección el propio ministro Castilla cuando dice que está dispuesto a tomar medidas más "avezadas" si la economía no logra reactivarse.

Pero, desde nuestra perspectiva, no existe un buen argumento para esperar. En cualquier circunstancia es positivo adoptar medidas que alienten la inversión, pero es todavía más urgente hacerlo en un contexto de desaceleración.

Los datos adelantados de julio y agosto, por el momento, no son nada auspiciosos y la confianza no parece salir del estado de "cautela" en el que se encuentra.

Ya hemos dicho anteriormente que los dos campos que pueden tener mayor impacto en la inversión han sido los dos más desatendidos: el tributario y el laboral (con especial énfasis en el segundo).

La respuesta del es que no es políticamente posible ahora; sin embargo, lo que le ha faltado enfatizar es que este es el camino más rápido para volver al crecimiento y debe ser una condición ante quienes le piden respuestas por la desaceleración.