Redacción Gestión

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CAMBIO DE GABINETE. Ayer por la mañana César Villanueva presentó su renuncia irrevocable al cargo de presidente del Consejo de Ministros. Con él, ya son cuatro el número de primeros ministros que han dimitido en tan solo dos años y medio de mandato del Gobierno de . El último de ellos no duró ni cuatro meses.

Desde que asumió el cargo, el 31 de octubre del 2013, Villanueva fue un ministro bastante ausente, a decir verdad, con habilidad especial para desaparecer en momentos difíciles. Llegó en medio de promesas para cambiar el Gabinete que solo se dio como consecuencia de su salida, mejorar el tema de seguridad ciudadana y trabajar en la del país. Se fue, sin embargo, sin ningún avance visible en estos aspectos.

Pero para ser justos, no todo habría sido su responsabilidad. Desde que la pareja presidencial llegó a Palacio, se ha encargado de copar (eliminar) todas las funciones correspondientes a la Presidencia del Consejo de Ministros para convertirla en su caja de resonancia (tal como funcionó con el ex premier ).

Así pudimos (volver a) comprobarlo todos los peruanos cuando, la semana pasada, la primera dama desautorizó públicamente al entonces premier Villanueva en un tema que corresponde al Ejecutivo, donde la primera dama no ocupa ningún cargo ni tiene responsabilidad alguna. Lo curioso, esta vez, fue que el ministro de Economía, , quien en muchos casos ha hecho énfasis en la necesidad de establecer la institucionalidad en el país al igual que las calificadoras de riesgo, bancos de inversión y organismos internacionales, se sumó a los esfuerzos de Nadine Heredia por pasar por encima de la persona encargada de comunicar los avances del Gabinete.

Ayer también juró el hasta entonces ministro de Vivienda, , como nuevo presidente del Consejo de Ministros, junto con otros siete nuevos ministros. Esperamos, sinceramente, que esta vez la figura del premier recupere la autonomía que merece y que el cargo decorativo vuelva a ser el de la primera dama.

Como bien dijo César Villanueva después de su salida, "si en este país no institucionalizamos las cosas (…), todo queda a la deriva".