Redacción Gestión

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PULSO PERÚ. Otra encuesta más de revela un nuevo incremento en la desaprobación del presidente de la República. La cifra –la más alta de su mandato hasta ahora– ya se encuentra en 64%, casi dos tercios de la ciudadanía y más del doble de su aprobación (31%). La primera dama Nadine Heredia, por su parte, también continúa acumulando impopularidad (54% desaprueba su labor). Un salto de 6 puntos básicos respecto al mes anterior explicado, por lo menos en parte, por la latente preocupación que despiertan sus intereses políticos, vueltos a poner en la mesa gracias a su designación como presidenta del PNP.

Curiosamente, todas las personalidades políticas objeto de la encuesta (Ollanta, Nadine, Otárola, Villanueva, Castilla, Albán, Toledo, Keiko, AGP y PPK) cuentan con una mayor desaprobación que aprobación, lo cual demuestra el estado de desacreditación en que se encuentran los principales líderes políticos (así como las instituciones de la democracia) en nuestro país. Es revelador, además, que 4 de cada 10 encuestados todavía no tengan una opinión formada acerca del primer ministro. Ciertamente, pues, ha mostrado una habilidad especial para desaparecer desde que llegó a Palacio.

Sobre los temas políticos que más revuelo causan en el entorno nacional, los peruanos han demostrado, una vez más, su tendencia apolítica. Tan solo 27% está enterado de la discusión sobre la , en la que la mayoría de los informados está en desacuerdo con una intervención política, y un magro 25% tiene conocimiento acerca del contenido de la nueva propuesta de ley universitaria.

El aspecto positivo de este fenómeno es que las crispaciones políticas recientes no han tenido ninguna injerencia –por ahora– en la esfera económica. En efecto, más gente piensa que su situación económica va a ser mejor dentro de un año y que el Perú estará mejor cuando finalice este Gobierno de la que pensaba el mes anterior. Asimismo, el 80% cree que sus ingresos se mantendrán iguales o aumentarán durante el 2014. Parte de este optimismo puede explicarse, sin duda, por la efusividad que despierta empezar un nuevo año. Sin embargo, es innegable que se está gestando un clima de mayor confianza económica respecto al tercer trimestre del año pasado. Esperamos que, esta vez sí, el Gobierno sepa aprovecharlo.