Redacción Gestión

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ELECCIONES. Faltan ocho semanas para las que definirán la por los próximos cuatro años. Sin embargo, los limeños no parecen estar muy entusiasmados por el evento. De acuerdo a la , el 60% está poco o nada interesado en la contienda. No es que el desinterés de los peruanos por la política sea una novedad, pero esto deja abierta la puerta ante un abanico de posibles desenlaces para las elecciones, un proceder al cual los peruanos ya nos hemos acostumbrados.

Esta vez, no obstante, hay una gran diferencia. El líder en las encuestas está muy lejos del resto. La intención de voto de es de 56%, mientras que la de Villarán es de 10% y la de Heresi de 6%. El resto no pasa del 2%. Ni siquiera atrayendo a todos los indecisos, que suman 21%, alguno de los contendientes puede alcanzar al exburgomaestre . Es decir, de todas maneras tendrían que quitarle una porción de su intención de voto para poder ganarle. Muy consciente de esto, el exalcalde ha optado por una que busca pasar desapercibido y evitar cualquier tipo de confrontación. Ahora, como nos prueba la historia, nada está dicho. Tan solo el 47% afirma que no cambiará su decisión de voto. El 53% restante cree que puede dejarse convencer por otro candidato.

El análisis de la situación entonces se traslada al antivoto. Y acá la ganadora por lejos es la flamante alcaldesa. El 58% dice que bajo ninguna circunstancia votaría por , más que el doble de la suma del resto de candidatos. Este rechazo, además, se concentra en los sectores D y E, justo donde se encuentra el mayor respaldo a Castañeda. E, inversamente, el mayor antivoto de Castañeda (que es de 11%), se encuentra en el sector A/B, donde Villarán tiene su mayor nicho. En otras palabras, ambos electorados parecen haber seguido a sus candidatos al enfrentamiento directo en el que se han visto envueltos. Un enfrentamiento en el cual la actual alcaldesa tiene las de perder. Así como van las cosas, parece difícil hacerle frente a Castañeda en estas aunque, vale aclarar, las declaraciones de las personas en estas encuestas suelen ser indicadores poco fieles de lo que ocurre realmente en las urnas.