Redacción Gestión

redaccion@gestion.pe

. Hoy se inicia en Lima la vigésima Conferencia de las Partes () de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y el Perú probará una vez más que está preparado para organizar eventos de gran envergadura. La puesta en escena demandó US$ 90 millones para recibir a más de 12,000 participantes.

Sin embargo, en materia de protección del donde el Perú tendrá poco que mostrar a sus invitados. Todos ya sabemos que nuestro país es uno de los más vulnerables al –los glaciares han perdido el 40% de su superficie y la Amazonía peruana es ahora emisora neta de dióxido de carbono–, pero las autoridades reaccionan con pies de plomo y, más allá de los llamados a tomar conciencia, no parecen tomar muy en serio el problema.

Y a quienes sí lo toman en serio no se les brinda el apoyo ni la protección que necesitan –pese a sus reiterados pedidos–. Es el caso del líder asháninka Edwin Chota, quien el año pasado había advertido de las de los madereros ilegales. Nadie le escuchó y el 1 de setiembre fue asesinado junto a otros tres indígenas. Solo la presión mediática hizo posible que se diera caza a los presuntos criminales, aunque eso no nos libra del vergonzoso lugar que ocupamos en un ranking poco conocido pero muy relevante.

Nos referimos al cuarto puesto en la lista de los , elaborada por la organización internacional Global Witness. Entre el 2002 y el 2014 murieron violentamente 58 defensores del medio ambiente en el Perú, la mitad en los últimos cuatro años y la mayoría perteneciente a grupos nativos, tradicionalmente relegados y desatendidos por el Estado.

En materia regulatoria tampoco damos la nota. Por ejemplo, el Gobierno sigue dándole largas a la aprobación del Reglamento de la , que debió estar listo hace dos años y sin esta norma, no sería posible otorgar nuevas concesiones de bosques.

La COP 20 habrá sido útil para el Perú si sacamos lecciones para pasar del discurso a la acción.