Redacción Gestión

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DINERO ELECTRÓNICO. El constituye una gran oportunidad para incrementar tanto los niveles de del país como la democratización de los servicios financieros, que todavía se encuentran altamente concentrados en las grandes áreas urbanas. Este será uno de los legados más significativos del actual Gobierno, aunque también uno de los que pasarán inadvertidos, pues el uso de la billetera virtual se volverá tan cotidiano que pocos repararán en los esfuerzos que demandó su gestación.

El secreto del avance de este proyecto es el entusiasta involucramiento del sector privado, particularmente de los bancos a través de su asociación (), que ya ha definido que la solución tecnológica vendrá desde Suecia –la multinacional Ericsson será la encargada de poner el sistema a punto– y estima que todo estará listo para comenzar a operar a mediados del próximo año, luego del necesario periodo de ensayos piloto.

Lo interesante del llamado es la participación de más de 40 empresas, entre bancos privados e instituciones microfinancieras, así como el Banco de la Nación y, de momento, un par de firmas emisoras de dinero electrónico. Esto significa que el servicio será estandarizado y los usuarios no tendrán problemas para trabajar con más de una entidad –lo cual aliviaría la carga de atención de los libros de reclamaciones.

Otro aspecto notable es que estará dirigido prioritariamente a las personas que hoy no utilizan los formales: los jóvenes y las poblaciones de las áreas rurales –la mitad de distritos del país no cuenta con ningún punto de atención de la banca–. En suma, si de inclusión socioeconómica se trata, el "modelo Perú" es prueba de que los discursos pueden convertirse en realidad y podría servir como ejemplo para impulsar más iniciativas innovadoras.

Confiamos en que todo saldrá bien y que aparte de la difusión de las bondades del dinero electrónico, sus promotores no descuiden sus partes menos visibles, como es el caso de la seguridad, así como la vigilancia para evitar que se convierta en una nueva modalidad de lavado de activos.