Redacción Gestión

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Narcoterrorismo. La política antidroga y la situación del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) no despiertan mucho interés en la opinión pública, a menos que ocurra una tragedia. Como la del 9 de abril, el día previo a las elecciones, cuando una patrulla del Ejército que transportaba material electoral fue emboscada por .

En el ataque, murieron diez personas –ocho militares y dos civiles–, pero con la atención puesta en los resultados de la primera vuelta y el inicio de la segunda, hemos vuelto a olvidar el tema.

La existencia de , financiados por el narcotráfico, es un indicio de que la política antidrogas tiene varios flancos abiertos. En primer lugar, la inteligencia, pues si bien las zonas donde operan esos grupos son de difícil acceso, existen las herramientas tecnológicas adecuadas para detectar su presencia. Es cierto que son muy sofisticadas y costosas, pero los beneficios que aportarían serían inmensamente superiores.

Al parecer, la capacitación de las fuerzas del orden tampoco está a la altura de la responsabilidad, lo mismo que la logística y la articulación de la política antidrogas con la política económica y social no funcionan. Hace falta una visión moderna en la sustitución de cultivos –es decir, que puedan ofrecerse al mercado y reporten retornos a los agricultores–.

Otro flanco abierto es la comunicación. El Gobierno falló en informar adecuadamente sobre el ataque y maltrato a los familiares de las víctimas, que se enteraron por los medios de que sus seres queridos habían fallecido.

El narcotráfico es más nocivo que el terrorismo y su presencia se hace cada vez más notoria en las zonas urbanas no solo con lo que sucede en las calles de la ciudad o el tan sonado caso Oropeza, sino también en la política. Según el especialista Jaime Antezana, existirían 21 narcocandidatos electos y están repartidos en todas las agrupaciones que tienen presencia en el Congreso.

Sobre esta problemática, los candidatos a la Presidencia no se han pronunciado ni han profundizado en sus planes de gobierno. ¿Acaso no merece su atención? No basta ir al Vraem ni todo se puede resolver con infraestructura, también se requiere una política antidroga y hasta el momento ninguno de los candidatos al sillón de Pizarro la ha planteado claramente.