CAUTELA. El problema de la comunicación es el talón de Aquiles de los últimos gobiernos. Tanto las gestiones de Alejandro Toledo, Alan García y, en mayor medida, Ollanta Humala tuvieron inconvenientes debido a un inadecuado manejo de la misma.

Por ello, una de las primeras advertencias que desde esta columna hicimos al actual Gobierno fue cuidar mucho la forma de comunicar. Sin embargo, en menos de un mes, no han sido pocos los traspiés en los que ha incurrido el Ejecutivo. Los errores, que no han sido pocos, se dan tanto a nivel del presidente —"no me preocupa un poquito de contrabando", "hay que… jalarse a algunos de esos"— como de sus ministros.

Por ejemplo, la primera intervención del ministro Carlos Basombrío, antes de juramentar, fue para hablar de la reducción del número de generales de la Policía Nacional. Posteriormente, aseguró que el escuadrón de la muerte estaba compuesto por más de 100 efectivos, número que ha quedado reducido a menos de 10 y hoy solo se habla de "serios indicios". Tratándose de un ministerio sensible, al que la oposición y el país le pedirán resultados en menos de 100 días, debería ser más cuidadoso en sus declaraciones.

El caso más reciente ha sido el del ministro Alfredo Thorne. Mientras el premier Fernando Zavala inició sus declaraciones ante el Parlamento saludando el aporte de todos los gobiernos anteriores y solo ante el requerimiento de los congresistas hizo un recuento del país que recibió, días después el titular del MEF decidió hablar de sus sospechas respecto al comportamiento de algunos exfuncionarios del MEF aunque sin dar nombres. Declaración por la que el exministro Alonso Segura le ha pedido disculparse o dar nombres. Lamentablemente, estos casos no son los únicos y queda la sensación que, si bien el Gobierno ha buscado contar con los mejores especialistas en todos los sectores, no ha sucedido lo mismo con las áreas de comunicaciones. Los ministros tienen experiencia en el sector privado y por ello deberían recordar la importancia de contar con el personal idóneo, confiar en sus recomendaciones y seguirlas, algo que no está ocurriendo en las gerencias de comunicación.

El Gobierno necesita prolongar su luna de miel, pues aún le quedan pendientes temas claves en la solicitud de facultades legislativas como el plan en materia económica y seguridad ciudadana, entre otros. Con una oposición como la fujimorista, cuyo actuar quedó evidenciado en el pedido del voto de confianza, el Ejecutivo debe evitar los autogoles.