DESPUÉS DEL DESASTRE. El Gabinete Ministerial ha mostrado, por fin, capacidad de reacción ante la crisis climática. Mantener ese ímpetu les será de mucha utilidad cuando termine la emergencia y se ponga en marcha la reconstrucción.

Es que el Gobierno enfrentará duras críticas por no haber estado preparado para este Niño, sobre todo del Congreso, cuyos miembros nunca asumirán parte de la responsabilidad –todos los departamentos tienen representantes, pero no se recuerda que alguno haya advertido del peligro a tiempo–. Si bien el recuento de los daños tendrá que incluir la investigación del gasto realizado en obras que colapsaron con tanta facilidad, la culpa de esos malos manejos corresponde a otros niveles de gobierno.

¿Cómo quedará la economía? Todavía no se han calculado las pérdidas materiales, pero además de toda la infraestructura destruida (carreteras, puentes, viviendas, colegios, etc.), también habrá que considerar los cultivos arruinados y la desaparición de medios de subsistencia, generalmente informales, de la mayoría de damnificados. La pesca podría ser otro sector afectado, aunque por ahora solo queda esperar qué decide la naturaleza.

El plan de estímulo no tendría un efecto muy importante en el corto plazo, aunque sí impulsaría la economía en el mediano plazo. Es por ello que la prueba de fuego para el presidente Kuczynski y su equipo será la reconstrucción, que podría servir para reactivar la construcción y algo del comercio, sobre todo en carreteras, obras temporales con material prefabricado y el apoyo a los afectados (con transferencias para que puedan estabilizarse), porque las obras para modernizar puentes, calles, etc., requerirán de planificación.

Para que ese proceso sea fluido, los ministros tendrán que mantener el dinamismo que hoy están mostrando, porque así inyectan confianza. Por último, se tiene que evaluar cuidadosamente la conveniencia de nombrar un "zar", pues las experiencias pasadas no han sido buenas (Pisco 2007). Quizá lo mejor sea encargar la coordinación a algún ministro. Lo que si será importante es que, cualquiera sea el responsable, el esquema que se establezca incluya a los alcaldes y los gobernadores regionales para trabajar en la reconstrucción.