Limeños. (Foto: USI)
Limeños. (Foto: USI)

INEQUIDAD. El ingreso real per cápita mensual del Perú se elevó 28.6% entre el 2007 y el 2018, según el INEI, y siguió una tendencia creciente que solo fue interrumpida una vez, el 2017, cuando también se registró un aumento de la pobreza monetaria. Ambos indicadores volvieron a encauzarse el año pasado y el primero de ellos cerró en S/ 999. Su incremento anual promedio en el mencionado periodo fue 2.3%, tasa que es menos de la mitad que la correspondiente al PBI (4.8%), por lo que cabría suponer que algunos segmentos de la población se han visto más favorecidos que otros por el crecimiento.

En efecto, salta a la vista el marcado contraste entre las áreas urbanas y las rurales. El ingreso per cápita en las ciudades (S/ 1,142 el año pasado) supera en más del doble al del campo (S/ 492), aunque fue este el que mejoró más en el periodo 2007-2018, pues se incrementó 56.7% frente al 19.3% urbano.

Con respecto a la clasificación por deciles, el inferior –el de menores ingresos– fue el que registró la mayor expansión en el periodo 2007-2018 (86.1%), mientras que en el decil superior la mejora fue de 7.3%. Sin embargo, hay que tener en cuenta la enorme diferencia del ingreso mensual entre ambos: S/ 191 versus S/ 3,181. Otro resultado a tomar en cuenta es que el aumento del ingreso presenta tasas menores a medida que se asciende en los deciles, lo cual indicaría que la inequidad de ingresos está disminuyendo.

No obstante, un reciente estudio de la Universidad del Pacífico, elaborado por los economistas María Cruz Saco, Germán Alarco y Bruno Seminario, concluye que “es incorrecto” que la desigualdad haya descendido, como sostienen el INEI y el Banco Mundial.

Los autores precisan que la desigualdad en el Perú no solo es más elevada, sino persistente y con leve tendencia alcista en años recientes (2009-2015), y que el ingreso del decil inferior se mantuvo igual, mientras que en el estrato más rico (1%) subió 20%. Esta diferencia con las cifras oficiales se explica por varios motivos, entre ellos, porque los hogares socioeconómicos altos y medios-altos no facilitan ser censados por el INEI.

Otro motivo es la estructura productiva de la economía peruana, aún principalmente extractiva –y poco intensiva en empleo– . Habrá que afinar la metodología oficial, a fin de que sus cálculos sean un mejor reflejo de la realidad. Quizá quienes más se favorecieron no habrían sido los de menores ingresos.