REFORMA EDUCATIVA. La huelga de profesores (63.4%, en promedio) que en mayor o menor medida se acata en diversas regiones del país, pone nuevamente la mirada en uno de los sectores más importantes para el desarrollo del país a largo plazo: Educación.

Desde el año 2007 en que se aprobó la Ley de la Carrera Pública Magisterial, los diferentes gobiernos han realizado esfuerzos para que la mejora de la remuneración docente esté basada en la meritocracia, lo cual implica evaluarlos para que solo los más capacitados permanezcan en el magisterio. Este punto ha sido siempre el más cuestionado por los sindicatos de profesores, quienes han conseguido que este requisito se vaya relajando año con año, ya sea postergando las fechas de evaluación o haciéndolo solo con grupos reducidos.

Si bien uno de los pilares de la reforma educativa es la revalorización de la carrera docente, la cual pasa por una mejora de las remuneraciones, esta no puede darse a todos los maestros sino únicamente a quienes valga la pena retener, es decir, a los mejores, los que apuesten por capacitarse y estén dispuestos a ser evaluados.

Sin embargo, centrar el tema educativo en el punto salarial es no querer ver el tema de fondo. El punto más importante en una verdadera reforma educativa son los niños y para ello lo primero que debe establecerse son los objetivos que debe cumplir la educación. Es decir, qué esperamos de nuestros jóvenes una vez que terminen el colegio. Qué características deben cumplir, qué aprendizajes deben tener cubiertos. Poner como un pilar de la reforma "la calidad de los aprendizajes", no necesariamente implica saber hacia dónde se quiere ir y si no se sabe a dónde se quiere ir difícilmente se podrá definir cómo hacer para llegar.

Hacer este ejercicio requiere un ambiente de paz que hoy el sector Educación no tiene, y por ello el Gobierno debe empezar por definir su estrategia para manejar la huelga y mantenerse en ella cueste lo que cueste. Si decide conversar para tratar de llegar a un acuerdo, debe buscar interlocutores válidos para no perder el tiempo como lo ha hecho hace unas semanas, y si decide no dialogar debe hacer cumplir la ley y empezar a sancionar a aquellos docentes que no retornen a trabajar. Lo peor que puede suceder es esta sensación de desgobierno donde las decisiones se toman según hacia donde sople el viento, y que lo único que genera es que más sectores busquen generar zozobra tratando de conseguir beneficios.