Redacción Gestión

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FLEXIBILIDAD LABORAL. Los temas laborales son el pan de cada día en la relación entre empresa y trabajadores, y todavía no se ha logrado llegar a un justo medio que permita que cada parte satisfaga sus intereses económicos y se beneficie al país.

Ayer quedó al voto la acción popular planteada por la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) para expulsar del ordenamiento legal la norma (reglamento) que regula el arbitraje potestativo entre empresas y sindicatos. Los vocales de la Corte Suprema deben definir si ratifican el fallo de primera instancia, que no le dio la razón a la SNI o si votan a favor del gremio empresarial.

El argumento de la SNI es que, en la práctica, este arbitraje resulta obligatorio, pues los sindicatos alegando mala fe de la empresa cortan la negociación colectiva y llevan a las empresas al arbitraje potestativo, quedando a la discrecionalidad de los árbitros, quienes en su mayoría aplican soluciones intermedias a los pedidos de ambos grupos.

Asimismo, hace un mes los sindicatos textiles y agrarios presentaron, nuevamente, una denuncia contra el Gobierno peruano ante la dirección de trabajo de Estados Unidos, argumentando que el Perú viola los estándares mínimos sobre la libertad sindical adoptados por la OIT y que se somete a los trabajadores de los sectores textil y agroexportador a condiciones de trabajo precarias, sin protección alguna y con beneficios sociales recortados o nulos, exponiéndolos a condiciones de trabajo indignas.

Dos caras de un mismo tema que aún no logra encontrar una ruta de salida. Los empresarios consideran que los altos costos laborales son los que les impiden ser más competitivos y crecer; los trabajadores se quejan de los bajos sueldos y las pocas facilidades para la negociación colectiva, y ambos sectores tienen razón en sus reclamos.

La meta del próximo debería ser trabajar con empleadores y trabajadores la figura de la flexiseguridad, que permite fijar pisos mínimos para los derechos laborales, con un férreo control por parte del Estado y una mayor flexibilidad que fomente la formalización laboral y la contratación en las empresas, quizás ese sea el mejor camino.

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