Redacción Gestión

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Gobierno. La política interna durante el año que termina estuvo movida, los conflictos sociales se mantuvieron a la orden del día e impidieron,nuevamente, el desarrollo de varios proyectos de inversión. El más representativo fue Tía María, pues a pesar de sus intentos, el Ejecutivo no logró llevar a buen puerto las conversaciones.

Por su parte, el Gobierno sufrió varios reveses. En marzo, la censura a su entonces primera ministra generó la caída del gabinete completo y el nuevo primer ministro, Pedro Cateriano, tuvo que hilar fino para lograr que la oposición le diera el voto de confianza.

A ello se sumó la renuncia de varios integrantes de la bancada oficialista, lo que ocasionó que se quede sin fuerza para tomar decisiones, pues ahora son apenas 27 congresistas. Entre las renuncias, la más llamativa fue la de Marisol Espinoza, quien también ostenta el cargo de vicepresidenta.

Un factor desestabilizante este año ha sido la esposa del presidente, Nadine Heredia, y no solo por su necesidad de figuración, la cual, muchas veces, ha opacado la presencia del Mandatario, sino sobre todo por sus agendas (caso que hoy investiga la Fiscalía).

En agosto, un programa de televisión dio a conocer el contenido de cuatro agendas, en las cuales figuraban depósitos por más de US$ 3 millones a su favor. Este tema se les escapó de la mano no solo porque, inicialmente, Nadine Heredia negó que fueran suyas, a pesar de que meses después las reconoció, sino porque generó incluso la destitución de la procuradora Julia Príncipe.

En el Congreso, además de la comisión de investigación por las agendas de , se siguieron los temas de Martín Belaunde Lossio, hombre cercano al presidente, por los casos 'La Centralita' y Antalsis y los presuntos seguimientos a políticos y periodistas por miembros de la DINI. Asimismo, se vieron las denuncias por el programa Agua para Todos, los nexos entre el Partido Aprista y el presunto narcotraficante Gerald Oropeza, y los casos de Rodolfo Orellana y Óscar López Meneses.

No ha sido un año fácil, y el 2016 no se pinta mejor, pero todos estos hechos deben servir para formular propuestas y cambios a fin de evitar que se repitan. De lo contrario, se convertirán en anécdotas o estadísticas que terminan perjudicando a todos.