Foto 7 | Alrededor de 69 millones se financiarán una serie de obras de agua y saneamiento para las regiones de Lambayeque y La Libertad, estudios de preinversión de la red de caminos departamentales y vecinales, entre otras importantes actividades.
Foto 7 | Alrededor de 69 millones se financiarán una serie de obras de agua y saneamiento para las regiones de Lambayeque y La Libertad, estudios de preinversión de la red de caminos departamentales y vecinales, entre otras importantes actividades.

Ronny Torres Czerniak
Jefe de Responsabilidad Social de Fenix Power Perú

Nunca una frase fue tan potente ni tan cierta como “el agua es vida”, más aún cuando los problemas que enfrenta el mundo de hoy ligados a la seguridad alimentaria, la salud, el calentamiento global, entre otros, no tendrán una solución si antes no se ha logrado garantizar el acceso al agua en condiciones de calidad y cantidad adecuadas.

Según el informe “High and Dry: Climate Change, Water, and the Economy” del Banco Mundial de mayo del 2016, se indica que la escasez de agua, agravada por el cambio climático, podría costar a algunas regiones alrededor del 6 % de su producto bruto interno (PBI), incentivar la migración y causar conflictos, situación que en el Perú se podría complicar muchísimo más por la permanente problemática social y política en la que vivimos y que parece nunca acabar. El desarrollo económico tampoco está exento de ser afectado por el factor agua, por ello Naciones Unidas en su publicación “Agua y Empleo” (2016) calcula que tres de cada cuatro empleos en el mundo dependen en mayor o menor medida del agua. Esta absoluta dependencia al recurso hídrico obliga a todos los actores a asumir un rol proactivo, con un Estado eficiente generando políticas y proyectos que viabilicen la gestión eficiente del agua.

Pero el trabajo no se debe centrar solo desde el Estado, el sector empresarial que ya está inmerso en la implementación de proyectos de responsabilidad social y más aún aquellas empresas que migraron su modelo de negocio y ahora hablan de sostenibilidad tienen una oportunidad para demostrarlo, buscando mitigar la problemática del agua. En el mundo hay avances significativos y en el Perú estamos avanzando también en esta lógica. Hoy podemos leer noticias de cómo empresas al sur de Lima utilizan fuentes alternativas como el agua de mar para producir energía y en una lógica de valor compartido la potabilizan para entregarla a la población o también proyectos innovadores como el finalista del desafío Google 2017 para implementar sistemas de captación de agua de niebla y aguas subterráneas.

No hay que olvidar que uno de los grandes problemas en el Perú es la formación y la educación; por ello, estas iniciativas del sector empresarial deberían estar necesariamente acompañadas de procesos de sensibilización y capacitación para escalar y empoderar a los diferentes tipos de usuarios y que también puedan comprometerse con acciones sencillas pero efectivas en el mejor uso de un recurso que por la acción humana se ha vuelto escaso y pone en riesgo nuestra supervivencia en el planeta.