Por German Rodríguez Larraín Echecopar
Socio del estudio Rodriguez Larraín Abogados
A nivel mundial ya son varios los países, incluido el Perú, los que han venido retornando paulatinamente a sus actividades ordinarias, hacia la denominada “nueva normalidad”. Es este escenario, en muchos de éstos se vienen reportando nuevos brotes de contagio considerados en la segunda ola de la pandemia mundial.
En nuestro país, tanto el retorno hacia la “nueva normalidad” como la más que posible llegada de una segunda ola de contagios nos alcanza sin haber completado integralmente la primera etapa (existen varias regiones aun en cuarentena), y aun sin haber terminado de bajar la curva de crecimiento en los contagios diarios.
En estas condiciones, algunos de los desafíos pendientes que deberemos de afrontar y superar a la par de la lucha contra esta pandemia, considero serían los siguientes:
1) Fortalecimiento a la descentralización, dado que se ha podido verificar que muchas regiones aún no son capaces de poder desarrollar verdaderos planes de contingencia contra este virus, pese a contar con todo un presupuesto para tal fin aún no pueden (o no saben) ejecutarlo en su integridad, esperando que sea el gobierno nacional el que otorgue los bienes, personal, directivas e infraestructura que ellos mismos no pueden gestionar. Cito como ejemplo Arequipa, actual ciudad con mayor índice de contagios a nivel nacional, cuyo gobierno regional ha resultado inoperante y sin capacidad de reacción ante esta emergencia, por cuanto hace poco acaba de recibir del Ejecutivo 200 camas UCI, pero aún no las ha podido poner en funcionamiento porque no puede terminar de completar los procesos de convocatoria para nuevo personal de salud.
2) Pacificación en las relaciones laborales, considerando que, en atención a esta pandemia, muchos puestos de trabajo se han extinguido y otros tantos han sufrido flexibilización o recortes (suspensión perfecta de labores, reducción de remuneraciones, compensaciones laborales, entre otros), que han generado tensión entre empleadores y trabajadores, ocasionando que de uno u otro sector consideren incomprensión y/o abuso por parte del otro. Resulta necesario que el Ejecutivo disponga medidas mucho más dinámicas para restablecer la seguridad jurídica de las relaciones laborales, sea dando facilidades tributarias a las empresas, sea no extendiendo el periodo de aplicación de suspensiones perfectas.
3) Cobertura integral de la futura vacuna Covid-19, en razón a que ya se vienen escuchando noticias que reportan serios y significativos avances hacia la consecución de una vacuna contra el Covid-19 (cito como ejemplo la que viene desarrollando la Universidad de Oxford considerada la de resultados más prometedores). En ese contexto, no resulta descabellado suponer que en los próximos meses los países a nivel mundial comenzarán a gestionar la compra y abastecimiento de tales inmunizaciones. A la fecha el Perú no ha sido capaz de reactivar su plan de inmunización anual (BCG, DPT, Rotavirus, Neumococo, etc.) ¿Podrá hacerlo con una nueva vacuna en camino y que, además debe ser otorgada a los más de 32 millones de peruanos? Esperemos que sí.
4. Retorno de la educación presencial, reconociendo que la educación virtual ha renovado nuestra manera de acceder a los sistemas educativos introduciendo la tecnología digital en la educación básica y superior, sin embargo, dada las carencias y distancias percibidas a nivel nacional y a que muchas capacidades necesitan ser planteadas directamente, la educación presencial retornará esperando que nuestros estudiantes no se vean expuestos a diferencias educativas ni sean sometidos a prácticas insalubres e inseguras contra el Covid-19.
5. Justicia virtual, en lo que corresponde a la paulatina reanudación de actividades judiciales mediante la presentación de escritos en mesa de partes virtuales de las Cortes de Justicia (ya se viene realizando primigeniamente en varios distritos judiciales a nivel nacional), así como la adecuación de los protocolos y procedimientos que permitan despersonalizar las audiencias judiciales y tornarla en verdaderos sistemas de oralidad. Para ello, será necesario modificar los actuales procedimientos, así como la preparación de los operadores de justicia, tanto al personal jurisdiccional como a los abogados y litigantes.
Los desafíos antes descritos no constituyen regla cerrada, por cuanto el reto actual y futuro será dinámico y variable conforme se desarrolle la nueva convivencia social; por ende, corresponde proyectarnos desde ya a estar preparados ante estos nuevos escenarios y no esperar que éstos lleguen de improviso con sobresaltos y perjuicios.