Nuestro sistema microfinanciero es un gran activo, tiene que ser preventivamente fortalecido, para que continúe otorgando créditos y no se agrave la crisis de liquidez de las mypes. (Foto: Andina)
Nuestro sistema microfinanciero es un gran activo, tiene que ser preventivamente fortalecido, para que continúe otorgando créditos y no se agrave la crisis de liquidez de las mypes. (Foto: Andina)

Alfonso de la Torre / Piero Ghezzi / Alonso Segura

La iliquidez masiva, resultado de la paralización económica, puede tener consecuencias devastadoras para el empleo, la actividad empresarial y la eventual recuperación (“De la iliquidez a la insolvencia”).

El Gobierno ha decidido atacar este problema con dos herramientas. La primera es Reactiva Perú, mediante el cual el BCR otorga los fondos a las entidades financieras (EF) para que estas otorguen préstamos (un repo), respaldándose en una garantía del Gobierno. El ente emisor propuso la garantía al 100% para los préstamos más pequeños, eliminando el riesgo crediticio y facilitando el acceso a liquidez de forma rápida.

Lamentablemente, el Gobierno redujo la garantía a 98% (decreciendo hasta 80% dependiendo del monto de la operación). Además, redujo el monto máximo del préstamo de tres meses de ventas a solo un mes (pese a que la cuarentena se extendió a seis semanas) y elaboró un proceso operativo complejo. Esto se va a traducir en demoras, incremento de costos, montos insuficientes y posiblemente exclusión de un número significativo de empresas. Al desvirtuarse el programa, se crean incentivos a que gran parte de los S/ 30,000 millones se utilicen para otorgar líneas de crédito blandas garantizadas por el Estado a empresas que no las necesitan.

El segundo instrumento es el Fondo de Apoyo Empresarial, o FAE-Mype (por S/ 300 millones), que otorga líneas a EF a través de Cofide, y está enfocado en empresas que no acceden a Reactiva Perú. Este programa se agotó rápidamente –dos entidades concentraron el 80% de dicho monto– y se estaría lanzando una segunda versión con más recursos. La cobertura máxima provista (95%) es inclusive menor a la de Reactiva Perú.

¿Cómo llegar a las empresas más vulnerables?

Incluso sin estos problemas de diseño, existe el riesgo de que Reactiva Perú y FAE-Mype no lleguen a las empresas más pequeñas y vulnerables. Los bancos otorgan créditos básicamente a empresas grandes o medianas, y un número limitado de empresas formales pequeñas (además de créditos de consumo). Esto no va a cambiar en una crisis.

Las entidades microfinancieras (financieras, cajas municipales y rurales, cooperativas, edpymes, etc.) atienden al segmento mype, que normalmente no es atendido por los bancos más grandes. Prestarles no es fácil. Requiere un know how especializado, y es costoso. En otros países ese papel lo juega la banca de desarrollo pública.

Nuestro sistema microfinanciero es un gran activo del país, líder a nivel mundial, que ayuda a la bancarización de los más vulnerables. En un contexto de estrés extremo a sus clientes tiene que ser preventivamente fortalecido, para que continúe otorgando créditos y no se agrave la crisis de liquidez de las mypes. La reprogramación de los créditos permitida por la SBS alivió parte del problema. Pero no es suficiente.

Es necesario que el Gobierno replantee la política de crédito productivo, con una mirada integral que priorice el acceso fácil, rápido y barato de liquidez para las empresas más vulnerables:

Primero, inyectar capital del Estado a entidades microfinancieras.

Este debería ser un aporte temporal y voluntario de capital a microfinancieras a través de bonos soberanos (evitaría especulaciones sobre solvencia actual o futura), lo cual les permitiría continuar otorgando créditos. También podría ser un crédito subordinado de Cofide –u otra entidad–. En este caso, la SBS debe autorizar a que se registre como parte del patrimonio efectivo.

Segundo, hacer cambios a Reactiva Perú.

Debería aumentarse la garantía a 100% para los créditos más pequeños, regresar el monto máximo a tres meses de ventas, reducir los requisitos para los préstamos y simplificar la operatividad. Asimismo, el BCR debe permitir que todas las entidades microfinancieras reguladas por la SBS, y que cumplan condiciones razonables, puedan acceder a la ventanilla.

Tercero, hacer cambios a FAE-Mype.

Debe maximizarse el número de entidades participantes. No debe excluirse a ninguna por ser pequeña. No puede ocurrir nuevamente que dos entidades porque tienen la logística mejor preparada acaparen los fondos. También debería aumentarse la cobertura otorgada por el Estado al 100%. El riesgo moral es mínimo, las microfinancieras no quieren incentivar la cultura del no pago.

Cuarto, incentivar competencia en condiciones al cliente final.

Para Reactiva Perú, la subasta de fondos por tramo del BCR (que podría considerar diferencias en estructuras de costo de los distintos sistemas de actores) ayuda a generar competencia en tasa final a clientes. Debería acompañarse de la publicación semanal de los portafolios por EF y tramo (número de préstamos, monto promedio, tasa promedio, plazo promedio, número de clientes nuevos sin operaciones activas previas). Se necesitan estos y otros incentivos a la competencia, que induzcan a que se trasladen los fondos a costo al cliente final, y no se lucre en el camino.

Finalmente, tan peligroso como demoras en el otorgamiento de créditos bajo estos programas, es que terminen beneficiando a quienes no los necesitan. El instinto natural de las EF es ir a lo seguro y apostar por clientes que ya conocen. Si la política productiva no involucra activamente a las microfinancieras, las inyecciones de liquidez simplemente no alcanzarán a las empresas más pequeñas o vulnerables. ¿Qué se hará para que esto no ocurra?