Manuel Carpio-Rivero
Docente de Pacífico Business School
El presidente Francisco Sagasti anunció la llegada del primer lote de vacunas para combatir el COVID-19. Las vacunas estarían llegando aproximadamente en enero de este año. Quisiera reflexionar y llamar la atención del rol crítico que tendrá la logística y distribución de las vacunas. Uno de los desafíos más importantes será lograr mantener la cadena de frío que la vacuna requiere, la temperatura no podrá verse alterada en ningún momento en su proceso de distribución y almacenaje.
Ello incluye desde el origen, probablemente China, hasta la puesta de la vacuna en los peruanos. Será vital el poder monitorear en tiempo real las temperaturas durante todo el proceso de distribución e identificar si en algún momento la cadena de frío se rompió para retirar esos lotes posiblemente dañados.
El desafío mayor no está en Lima, está en las zonas más remotas y de difícil acceso del país, como, por ejemplo: comunidades andinas y nativas, lugar donde lamentablemente se encuentra la población más vulnerable del país. El reto logístico empezará desde encontrar el modo de transporte (que debe ser aéreo), pasar por encontrar capacidad de carga y disponibilidad de naves, y luego la capacidad de recepción y almacenaje en Perú con las condiciones adecuadas. Una propuesta sería implementar un Centro de Distribución Principal en Lima, y luego Centros Regionales de Distribución en cada región.
Asimismo, recomendaría que cada provincia y distrito tenga acondicionada un centro de distribución y almacén, para desde ahí atender a las zonas más alejadas. La configuración del transporte no será menos importante, pues nuestra geografía nos exige usar diferentes modos y capacidades de transporte.
Al inicio de la pandemia, cuando la Ministra de Economía, María Antonieta Alva, anunció la emisión de ayuda económica para los más necesitados, me preguntaba cómo haría para que dicha ayuda llegase a quienes la requieren. La respuesta fue la que ya hoy todos sabemos: no se conocía lo complejo que sería la logística, aún en Lima, para que dicha ayuda llegase en el tiempo y de forma adecuada. Entonces, es clave aprender del pasado, pues era notorio que el Gobierno anterior no tenía una estrategia clara para planificar y organizar los recursos que requería la respuesta a la crisis.
Mi recomendación es que con la próxima llegada de las vacunas, el Estado necesita encontrar el soporte y ayuda del sector privado, debido a que dicho sector tiene los mecanismos, recursos, conocimientos, experiencia y perfiles para lograr desplegar tremenda y titánica operación logística.
No se debe de volver a cometer el mismo error de querer gestionar toda esta operación de forma autónoma y con los recursos estatales, sin contar con colaboración alguna. Está demostrada la poca capacidad de gestión del Gobierno peruano para responder a esta emergencia. Las improvisaciones y medidas populistas no hacen más que agravar la compleja situación que tendremos que gestionar en pocas semanas con la llegada del primer lote de vacunas.