Gonzalo Tassano
Director de Administraciones Públicas de Minsait
Ha pasado más de un mes desde que se llevaron a cabo las Elecciones Generales en el Perú. Una de las conclusiones del proceso es la necesidad, cada vez más imperante, de que los gobiernos y organismos electorales adopten nuevas tecnologías y apuesten por la transformación digital. Esto permitirá garantizar la transparencia y seguridad de las elecciones en la era de la digitalización, así como el distanciamiento social cuando existen amenazas a la salud.
Uno de los riesgos potenciales más comunes en el proceso pre-electoral y en el día de las votaciones es el de las aglomeraciones, una problemática en la que, en medio de la pandemia sanitaria, las autoridades han enfocado todos sus esfuerzos para evitar el contagio del virus en los organizadores y votantes. En el Perú la primera vuelta convocó a más de 16.9 millones de peruanos, mientras que, en la segunda, a más de 18.8 millones. Ambos procesos se dieron en el peor momento de la pandemia, superando el récord de fallecidos y casos positivos de COVID-19.
Para promover el distanciamiento y evitar las aglomeraciones se requiere no solo el uso de faciales para miembros de mesa y funcionarios encargados de recibir los votos, así como de mascarillas y guantes, sino también exige procedimientos adaptados y tecnología analítica para controlar el aforo y la asistencia escalonada del personal, formación online para los representantes de las mesas o sistemas de video-streaming para la asistencia a mítines y sesiones públicas.
Entre los riesgos asociados al proceso electoral desde su convocatoria también están la desinformación online, las noticias falsas o fakes news, ciberataques, entre otros. Para controlar sus apariciones y evitar que comprometan la reputación y el prestigio de los organismos electorales, es necesario monitorear la conversación en redes sociales, en donde se acostumbra a sembrar dudas en torno al riesgo de contagio en los puestos de votación, convocatorias y mítines. También, se deben fortalecer las medidas de seguridad que se implementan para facilitar el acceso remoto a trámites de inscripción y participación.
Finalmente, otro de los riesgos es el coste de las administraciones públicas, ya que la economía de los países se ha visto muy golpeada durante la pandemia. Una alternativa para reducir los costos durante los procesos electorales es brindar a los votantes una cédula oficial con la que tengan derecho a voto y la cual deban llevarla impresa desde su casa para introducirla en la urna, en caso de voto presencial, o a la oficina postal con la pegatina y tarjeta censal, en caso del voto por correo.
Perú ha dado un paso importante pues ha preparado un aplicativo para digitalizar y transmitir las actas que se generan en las mesas de votación en el extranjero, en lugar del tradicional envío por valija diplomática; sin embargo, aún no se aplica el voto electrónico ni el voto postal en el extranjero. Estar atentos a las nuevas necesidades y tendencias tecnológicas que surgen en el mundo producto de la pandemia del COVID-19, entre otras crisis, y adoptarlas en el marco de los procesos electorales hará la diferencia entre los países que dicen y son realmente un sistema de gobierno democrático de vanguardia.