(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

Por Rodrigo Revoredo

Especialista en comportamiento del consumidor

A fines de junio, los peruanos cumpliremos más de 100 días de aislamiento social obligatorio y no solo nos hemos enfrentado a una crisis sanitaria sin precedentes sino también a una situación económica muy compleja. En esta ola de situaciones inesperadas, nuestros hábitos de consumo se están modificando. Y es que una de las formas en las que nos definimos como individuos, es a través de lo que compramos y lo que ello significa para nosotros. Al adquirir un producto, expresamos sin palabras lo que sentimos profundamente y lo que necesitamos para compensarlo. Aquí un recuento de los momentos emocionales que hemos vivido durante todo este proceso, analizados a través de algunos picos de consumo:

Empezamos con el miedo y lo mostramos con aglomeraciones para el abastecimiento de elementos que de alguna manera tangibilizan nuestra preocupación por mantener nuestra higiene. Luego, hacia el primer mes, algunos productos que escaseaban después de mucho tiempo, fueron los relacionados a repostería. Necesitábamos expresar que podemos proveer, cuidar y a la vez reconfortar. Como vemos en estos ejemplos, el consumo es una de las estrategias que tenemos para reforzar nuestra identidad. Siguiendo esa lógica, ¿cómo podemos interpretar las nuevas aglomeraciones por comprar comida de restaurantes o la necesidad de ? Además de extrañar los sabores, sabemos que en el Perú, la gastronomía ha sido más que una actividad económica. En diferentes contextos socioeconómicos, puede representar lujo, aventura, identidad, celebración. Es decir, estaba dentro de nuestra “normalidad”. Volver a acercarnos a la gastronomía entonces, es evocar nuestra noción de normalidad. Buscarla es, como no, una forma de expresar optimismo.

En un estudio reciente desarrollado por valor -Socios de Marcas- en Lima, Arequipa y Trujillo, el 77% de encuestados afirmaba que mira con optimismo su futuro en el corto y mediano plazo.

Por eso, a medida que nos alejamos de los inicios del problema, vamos a destinar buena parte de nuestros ingresos en aquello que nos haga sentir de vuelta a la vida que añoramos. De esta forma reforzaremos nuestro optimismo: una cualidad que muestra el verdadero valor de los peruanos, sin importar el tipo de crisis que enfrentemos, siempre encontraremos la fuerza para salir adelante.