Álvaro Correa, Gerente general adjunto de Credicorp (Foto: GEC)
Álvaro Correa, Gerente general adjunto de Credicorp (Foto: GEC)

Por Álvaro Correa

Gerente general adjunto de Credicorp

En un país donde nos hemos acostumbrado a atender el corto plazo, ponernos a pensar en el que queremos para los próximos treinta años es un ejercicio muy pertinente. Les comparto mi perspectiva desde cuatro frentes: el social, el Estado, el político y el empresarial.

Para asegurar nuestra viabilidad como nación, en las próximas tres décadas deberíamos haber sido capaces de atender las necesidades básicas de todos los peruanos. Es clave el acceso a servicios de calidad, así como a un sistema de salud y educación que potencie nuestro capital humano. También es fundamental que todos los peruanos sean parte del, para poder conectarse con el mundo moderno, y del sistema previsional, a fin de asegurar una pensión digna para su jubilación.

En 30 años, el mundo será mucho más digital y tanto la sociedad como las autoridades y el sector productivo tendrán que haber aprendido a funcionar con agilidad y eficiencia. También anhelo una sociedad más inclusiva y equitativa, en la que aceptemos nuestras diferencias y respetemos los derechos de los demás. Para conseguirlo, es urgente trabajar en la creación de un sentido de comunidad, que hoy es claramente débil.

Respecto al Estado, para ser un país que vele por su gente, es necesario que haya un trabajo articulado con el. El aparato público debería transformarse en un facilitador de la actividad productiva, eliminando burocracia y alentando el emprendimiento. ¿Cómo conseguir un Estado moderno, profesional, pequeño, eficiente y meritocrático? Los próximos seis gobiernos, así como en las autoridades regionales y municipales, deberían comprometerse a seguir un plan de largo plazo con objetivos concretos, que tenga continuidad y permita mejorar la calidad de vida de todos, especialmente de los más vulnerables.

En el ámbito político, es necesario que se consoliden partidos políticos estables, con un compromiso sostenible con la ciudadanía, que sean responsables de los actos de sus integrantes y que den la oportunidad a sus mejores cuadros. También es fundamental que reforcemos nuestra conciencia cívica, especialmente en las nuevas generaciones, a fin de tener una sociedad de electores responsables, que evalúe las consecuencias de su voto.

Respecto al frente empresarial, el reto más grande es la formalización. La del nos ha demostrado cuán vulnerables somos con una economía eminentemente informal. En este tema no todo es blanco o negro, la formalización es un proceso gradual en la vida de cada individuo, lo cual requiere un sector privado y público que acompañe ese proceso. Finalmente, los empresarios debemos ser más conscientes de nuestro rol en la sociedad y estar más comprometidos en lograr un impacto positivo real. Las decisiones de los negocios deben ser coherentes con las expectativas de la comunidad.

Si todos queremos un país mejor para los próximos años, debemos empezar por comprometernos con el cambio.