Cecilia Blume
Los países se organizan de acuerdo a normas legales internas y algunas internacionales a las que se adhieren mediante tratados. Estas normas son las que rigen nuestra vida diaria. En temas como los derechos humanos compartimos principios generales con otros países en función de ciertas premisas que el mundo, casi en su totalidad, adhiere.
Los gobernantes de los distintos países comparten ciertos principios, formas, estilos, códigos, aunque no sean expresos. Por eso cuando Aníbal Torres toma como ejemplo, en dos oportunidades, a Hitler el repudio nacional e internacional no se hace esperar. ¿El Perú puede permitirse estos gobernantes? La respuesta es no.
A muchos nos es complicado sostener que el Presidente debe irse antes de que acabe su periodo presidencial pues nos gobierna constitucionalmente desde julio del año pasado. A pesar de ello estamos frente a un presidente que no es capaz de organizarse para gobernar de forma adecuada y esto sólo se agrava con el paso del tiempo. Todos sabemos lo que está pasando y el retroceso en el que vivimos será irrecuperable teniendo como resultado mucho mas pobres.
No tengo claro que debemos hacer ante esta encrucijada. Lo mejor sería que el Presidente Castillo busque un premier que dé la talla y gobierne con ministros adecuados, cumpla con diseñar planes para mejorarle la vida de los peruanos y nos devuelva la esperanza en un gobierno que hoy es inexistente. Pero ello no va a suceder. Entonces la segunda opción es que el Presidente, como dijo Aníbal Vásquez presente su renuncia y se vaya. La sucesión presidencial señala que Dina Boluarte debería asumir la presidencia pero ella es demasiado cercana a Vladimir Cerrón quien todos sabemos lidera este pésimo gobierno. ¿Debería asumir entonces la presidenta del Congreso? Quizá, pero para llamar a elecciones.
Lo que no puede seguir pasando es que nos parezca bien que el Presidente diga que está aprendiendo a gobernar y nombre ministros delincuentes; que el Premier tome como ejemplo de desarrollo lo hecho por Hitler; que la política actual sea la confrontación azuzada desde el gobierno; que se destruya la Sunedu; que se tome de rehenes a los limeños para que delincuentes no tomen carreteras; que se condonen las multas a los transportistas y que estemos a punto de perder el grado de inversión que nos costó tanto conseguir.
Normalizar estas conductas es lo peor que nos puede pasar. Es momento de decir ¡basta ya!