Carlos Paredes
Carlos Paredes

Escrito por Carlos Paredes, presidente de Intelfin.

Gestión cumple 30 años, el mismo tiempo de permanencia que el del modelo de libre mercado y disciplina macroeconómica que tantos réditos nos ha generado. A pesar de sus logros, el modelo habría demostrado ser insuficiente, se ha convertido en el blanco de muchos cuestionamientos y debemos perfeccionarlo.

En este contexto de pandemia mundial, de cuestionamientos y falta de convicción sobre qué hacer, decidí preguntarle a un grupo de jóvenes economistas ¿Qué es lo que ellos desean para nuestro país en los próximos 30 años? Una joven excepcional me dijo “a pesar de que no he vivido los últimos 30 años del Perú (tiene apenas 25), creo que puedo afirmar que, esencialmente, el Perú sigue siendo hoy el mismo país que era cuando nací. Con más exposición internacionalmente, con otros hábitos de consumo, mayor estabilidad económica, pero esencialmente el mismo. Por ello, para los próximos 30 años, me gustaría ver en el país el cambio que no he visto”. Aquí, un resumen de los sueños de estos jóvenes:

· Que la mentalidad del “primero yo y los míos, y después, mucho después, los demás” se deje de lado para abrir paso a una cultura cívica más equitativa.

· Que dejen de haber ciudadanos de segunda categoría. Que los hijos o hijas de los que hoy tienen menos, tengan las mismas oportunidades que tuve yo.

· Que, ante abusos de poder, actos de injusticia, corrupción, racismo, misoginia y homofobia, pasemos de la indignación a la acción, para combatirlos.

· Que la clase política esté conformada por peruanos capaces y honestos porque mi generación se animó a participar en política el día de hoy.

· Que la mayoría de peruanos esté bancarizada y que los jóvenes tengan acceso a hipotecas y los pequeños empresarios puedan expandir sus negocios.

· Que los gobiernos subnacionales funcionen como verdaderos descentralizadores, que no malgasten sus recursos.

· Que la oposición a las actividades extractivas se haya eliminado, producto de la reconciliación social y la responsabilidad empresarial. Que se deje de antagonizar el afán de lucro con el bienestar social.

· Que el Perú sea reconocido por su pujanza y por el aprovechamiento de los recursos que tiene (incluyendo la biodiversidad, la gastronomía y el turismo).

· Que la educación de los niños del país deje estar limitada por factores ajenos a sus propias habilidades cognitivas. Que la anemia en el Perú desaparezca.

No puedo dejar de señalar que el énfasis de estos jóvenes me sorprendió. Los economistas de mi generación priorizamos recuperar el orden macroeconómico y el crecimiento, sacar al país de la ruina en la que se encontraba. Este grupo de jóvenes economistas es consciente de esa batalla, pero no fue la suya. Recibieron un país mejor del que recibimos nosotros, pero ahora tienen otras batallas por encarar. Lo que los mueve es la equidad e igualdad de oportunidades y, ojalá, puedan construir un mejor Perú del que recibieron de nosotros.